No más PRD, no más Martinelli

No más PRD, no más Martinelli
Guillermo "Willy" Cochez, Analista político. Foto: Archivo.

Definitivamente que hemos centrado la campaña política alrededor del partido de gobierno.  Es común en la juventud gritar en lugares públicos que “el que no salta, es PRD”, emulando los tiempos de la dictadura con lo del “que no salta, es sapo”. La impopularidad del partido oficialista, dada la irrelevante gestión presidencial de Laurentino Cortizo, ha llegado a extremos nunca antes conocido por ningún grupo político.

Hay algunos que se llenan la boca al decir que son la alternativa, porque no son del PRD.

Meten en ese mismo churuco a Gaby Carrizo, el único representante PRD en la contienda, a Zulay Rodríguez, la llamada independiente que aspira a tres diferentes cargos, y a Martin Torrijos, quien ha tenido la valentía de ser más crítico que cualquiera, de lo que pasa dentro del partido que fundó su padre y del cual renunció semanas atrás, por la vergüenza que le producían sus dirigentes y sus prácticas corruptas.

Ese cuento ya no se lo come nadie. Con Gaby está representado lo malo de ese PRD que, para bien o para mal, todos los partidos políticos, en una forma u otra, han estado cogobernando con él.

Es muy fácil fundamentar una campaña anticorrupción y anti PRD, cuando durante todo el tiempo que ha estado el PRD dueño de la Asamblea Nacional, existiendo pactos o no, los diputados, alcaldes y representantes, con marcadas excepciones, de los hoy llamados partidos de oposición, se han aprovechado del gobierno en diversas formas: Botellas, descentralización y favores.

Han sido cómplices de lo que el PRD ha hecho desde la Asamblea Nacional. ¿O es que nos olvidamos cómo han votado los diputados panameñistas y CD durante estos años? ¿O es que ellos, siguiendo la línea trazada a sus diputados desde la presidencia de la República o por órdenes del famoso Benicio, no votaron también por el contrato minero que tanto daño causó al país?

La gente ni siquiera sabe los nombres de los llamados diputados de oposición. Simplemente en estos cuatro años y medio no se han sentido para nada.

Desafortunadamente, Panamá no ha tenido oposición desde hace buen rato. Menos desde el 2019. No es verdad que, como consecuencia de una elección, alguien les dará ese carácter opositor. Eso se gana en la lucha diaria, no en los letreros con tu rostro que dicen que tú si eres oposición y que ahora es que “lo bueno viene”.  Eso se llama oportunismo. Nunca han hecho oposición al PRD y ahora se pintan, convenientemente, como alternativa. Ni siquiera han guardado las apariencias a su complicidad con la corrupta cúpula que ha raptado al PRD.

El país está harto de la forma de gobernar del PRD. De acuerdo. En eso hay mucha coincidencia. Pero, por igual, Panamá no quiere que se repita la experiencia de algo parecido a aquello que tuvimos que ensalzaba lo de “robó, pero hizo” y logró que cientos de millones se perdieran de las arcas públicas.

 Si quieren argumentar que hay tres candidatos PRD en la contienda, lo cual no es cierto, si lo es, que existen tres candidatos que representan a Ricardo Martinelli y su legado.

Uno, el reemplazo por él escogido, José Raúl Mulino, la diputada Zulay, que no siempre lo ha apoyado, ahora su cercana amiga, y los herederos del partido Cambio Democrático que fundó a su imagen y semejanza y que, a través de Yanibel Abrego, Martinelli infructuosamente trató de recuperar.

La gente no tiene la memoria tan corta como para olvidarse que el hoy candidato, además de haber sido ministro del Canal y de Relaciones Exteriores en el gobierno de Martinelli, fue su abanderado en las pasadas elecciones del 2019 donde, desde el teléfono público de la cárcel de El Renacer, avaló su candidatura presidencial. Nunca lo hemos escuchado censurar a sus antiguos compañeros de gabinete que tantos problemas judiciales han tenido, algunos padeciendo tiempo en prisión y otros huyendo.

En la hora actual el electorado panameño tiene que tener claro quiénes representan la posibilidad de un cambio de rumbo.

 De quién tiene consistencia en sus propuestas, no acomodándolas a las circunstancias, aprovechándose de una elección. De quién tiene mayores posibilidades de cumplir lo que promete y más verticalidad posee en su trayectoria pública.

Es el momento de hablar claro. Debemos impedir que se repita lo vivido en Panamá en los últimos 15 años. No queremos más PRD. Pero tampoco queremos nada similar o parecido a Martinelli.

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