Visitaron los albergues de migrantes en Bajo Chiquito y Lajas Blancas para conocer sus experiencias
Los obispos de Colombia, Costa Rica y Panamá pidieron este viernes mayor solidaridad y empatía con los migrantes que diariamente cruzan el Darién.
El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, se mostró conmovido por la cantidad de personas que mueren en la selva de Darién cuyos cuerpos, en su mayoría, no son rescatados.
“Nos unimos al grito de la iglesia continental que ha reconocido que 10 millones de latinoamericanos y caribeños, viven en un país que no es donde nacieron”, dijo Ulloa.
Admitió que los obispos son conscientes del peligro que enfrentan los miles de migrantes que realizan la travesía por Darién y desde sus pastorales tratan de hacer docencia a las personas de los peligros que hay en la selva.
El obispo auxiliar de Costa Rica, Daniel Blanco, instó a la reflexión y a ser más empáticos con el sufrimiento que pasan miles de migrantes de diferentes países que salen en busca de “mejores oportunidades” ante el caos sociopolítico que enfrentan en sus países de origen.
Por parte de Colombia, asistió monseñor Mario Álvarez, administrador apostólico de Quibdó-Colombia.
Solo a inicio de este año, Médicos Sin Fronteras denunciaron que, en las primeras cinco semanas de este año, atendieron 233 víctimas de agresiones sexuales, entre ellas nueve menores de edad.
Las declaraciones de los obispos se dieron después de visitar durante dos días los albergues de Bajo Chiquito y Lajas Blanca en Darién.