El país logró ampliar su canal interoceánico, pero ha sido incapaz de gestionar los desechos que produce diariamente
A unos 15 minutos de la ciudad de Panamá, donde se han erigido enormes rascacielos que son símbolo del progreso de las últimas dos décadas, se estableció el relleno sanitario donde diariamente llegan 2,500 toneladas de residuos de la ciudad de Panamá y San Miguelito, según datos de la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), informó en un amplio reportaje el diario español El País.
Fue ideado en 1980 por el científico y ambientalista Stanley Heckadon para reemplazar al vertedero de Panamá Viejo.
Heckadon concibió un modelo de gestión de residuos que era un ejemplo para la región, con un tiempo de vida útil de 30 años. Ese relleno sanitario empezó a operar en 1983.
Pero, con el pasar de los años, el Cerro Patacón dejó de ser un relleno sanitario para convertirse en un vertedero a cielo abierto. “Se obvió el cubrimiento de los desechos que quedaron expuestos a la lluvia y al aire. Se descuidaron aspectos técnicos como el manejo de los lixiviados, que terminaron en el subsuelo y en las aguas”, detalló la ambientalista Raisa Banfield.
La disposición de neumáticos y la proliferarción de insectos se salió de control.
Para el 2009, al Cerro Patacón llegaron desechos hospitalarios y lodos fecales. Para el 2015, se dispuso que los desechos peligrosos tenían que ser tratados antes del ingreso al vertedero. Al momento se ignora si se cumple con la medida.
La capacidad de Cerro Patacón fue superada mucho antes de lo previsto por Heckadon. “No somos buenos en relleno sanitario. No pasamos la prueba. Hay que probar con algo diferente: La tecnología”, dice Gabriel De La Iglesia, director de Bioconsul, empresa panameña dedicada a la consultoría y tecnología de residuos.
En marzo de 2023, a la empresa Urbalia -que administraba el vertedero- se le acabó el contrato. Al mismo tiempo, se le impuso $1 millón en multas por malos manejos. La AAUD declaró “emergencia ambiental” y asumió el control. Pero desde su creación, esta institución no ha demostrado un progreso en su estructura.
En efecto, un año después, nada ha cambiado. Peor aún: Cada vez son más comunes los incendios. Una de las razones, según De La Iglesia, es que hay muchos residuos descubiertos y no hay material de cubrimiento.
“Una solución sería que las tierras removidas de las obras estatales se trasladasen al cerro para cubrir los desechos”, planteó el consultor.
Rafael Prado, director de la AAUD, admitió que el vertedero está colapsado. Pero en su criterio, es necesario mantenerlo por lo menos tres años más. A lo que realmente aspira es a un cambio del modelo, a sentar las bases de un sistema de revalorización y gestión de los residuos.
Su propuesta también contempla un cambio en la cultura del panameño para involucrarlo en la respuesta al problema.
Prado tiene el tiempo en contra. A un mes para las elecciones de mayo y tres para el cambio de gobierno, a lo único que podría aspirar es a contratar la empresa que administrará temporalmente el vertedero. Tiene la intención de hacerlo, confirma.
Los elevados niveles de contaminación del cerro están afectando la salud de las comunidades. En las faldas de Patacón, están asentadas seis comunidades donde viven 6,475 personas que ponen en riesgo la salud.
La contaminación del agua, suelo y ríos hace que la zona haya sido catalogada previamente como “inhabitable”.
Irónicamente, la basura es el modo de sobrevivir de la mayoría de los residentes de la comunidad. Allí concurren más de mil recicladores. Muchos son controlados por bandas organizadas y criminales que se pelean el negocio de la basura. Actualmente el país que logró ampliar su canal interoceánico en beneficio del comercio mundial, no ha logrado gestionar sus desechos.