El técnico español Xabi Alonso parece dispuesto a acabar definitivamente con la fama de perdedor que persigue el Bayer Leverkusen
Tras dar el pasado fin de semana un paso casi definitivo para conquistar su primer título de la Bundesliga, condujo este miércoles al ‘werkself’ a la final de la Copa de Alemania al imponerse por 4-0 al Fortuna Düsseldorf.
Un contundente triunfo que permitió al Leverkusen, que volverá a disputar una final copera cuatro años después, prolongar su inmaculada trayectoria en una temporada en la que los rojinegros todavía no conocen la derrota en ninguna competición.
Dato que confirma la solidez de los de Xabi Alonso, que apenas tardaron siete minutos en encarrilar el triunfo gracias a un gol del carrilero neerlandés Jeremie Frimpong, que convirtió a los siete minutos un fallido remate del checo Patrik Schick en el 1-0.
El Fortuna Düsseldorf, conjunto de la Segunda División alemana, en ningún momento pareció en disposición de impedir que el Bayer Leverkusen lograse el billete para su cuarta final de Copa.
Una posibilidad que se antojó una auténtica utopía trece minutos después, en el 20, cuando el atacante marroquí Amine Adli, que sumó su quinto tanto en el torneo, dobló la ventaja local tras culminar una internada por la banda izquierda con un potente y preciso disparo cruzado.
El 2-0 no aplacó la voracidad de un Leverkusen que también sigue vivo en la Liga Europa, en la que se medirá en los cuartos de final con el West Ham inglés y que amplió todavía más su renta antes de llegar al descanso con un tercer tanto, obra de Florian Wirtz.
No fue el último gol del mediapunta germano, una de las grandes estrellas del ‘werkself’ -el once de la fábrica-, que al cuarto de hora del inicio del segundo tiempo estableció el definitivo el 4-0 al transformar un penalti cometido por Matthias Zimmermann tras desviar con una mano un remate de cabeza de Schick.
La goleada permitió al Bayer Leverkusen sellar el billete para una final de Copa en la que los de Xabi Alonso se medirán el próximo 25 de mayo en el estadio olímpico de Berlín con el Kaiserslautern, un histórico venido a menos que pelea en estos momentos por no bajar a la Tercera División.