El próximo alcalde de Panamá

El próximo alcalde de Panamá
Analista político.

En 2019 ganó la Alcaldía José Luis Fábrega, casi que por porfeit. El candidato panameñista no inspiraba confianza alguna y el único independiente que había, que nunca conocí, recibió mi voto ante la falta de alternativas. Han sido cinco años perdidos, muchos recursos dilapidados.

El 2024 se muestra diferente para la capital. Frente a una horrorosa gestión de Fábrega, existe hoy una alternativa que podría resultar excelente jefe del distrito capital: El innovador y empresario Mayer Mizrachi.

Él podría llevar a cabo una excelente gestión en el municipio capitalino, sobre todo por la vitalidad que demuestra en sus acciones de campaña, totalmente diferentes a un político tradicional.

El cargo de alcalde de Panamá es el segundo de mayor importancia en el país, luego del presidente, más aún ahora que las finanzas capitalinas se nutren con los jugosos dineros de la descentralización, que nacen de darle al municipio el producto del impuesto de inmuebles del distrito.

Durante los últimos quince años hemos visto muchos desaciertos al frente de la alcaldía. Los últimos cinco años con Fábrega, estuvieron precedidos por Blandón y el desastre que hizo en la calle Uruguay y la vía Argentina, que tanto daño económico produjo –y sigue produciendo- lo cual ensombreció lo que hubiera podido ser una buena gestión. Y los cinco anteriores, bajo la égida del panameñista Bosco Vallarino, inmerso en diversos juicios por corrupción y hoy prófugo de la justicia.

Fábrega subió la planilla entre julio del 2019 y mayo de 2023, en 61%. O sea de 3,564 a 5,751 funcionarios, sin contar la exagerada cantidad de nuevos empleados aumentados en los últimos 10 meses.

No para mejorar la situación del municipio, sino para ayudar en su campaña de reelección y la de los representantes que, sabrá Dios por qué, han apoyado ciegamente su zigzagueante gestión.

Cumpliendo con el espíritu de la descentralización, en lugar de aumentar las planillas para asuntos políticos como hizo Fábrega, los trabajadores de las diferentes juntas comunales deben ser los auxiliares del municipio en la reparación de las escuelas, centros de salud y calles del corregimiento.

El objetivo de la descentralización es quitarle cargas al gobierno central para que la atención a las comunidades no esté atada a la burocracia y sea rápida y eficaz.

Por ejemplo, en la compra de un servicio higiénico dañado en una escuela que demoraría adquirirlo varias semanas, si se espera que el MEDUCA cumpla con la burocracia necesaria para adquirirlo, se podría resolver el mismo día si se utilizan los fondos de la junta comunal. O la reparación de un escape de agua, que implica esperar meses -si es que te atiende algún día el IDAAN- y que se podría atender de inmediato con los fondos de la descentralización.

Igual podría resultar con la recolección y disposición de la basura a nivel del distrito, lo cual en todas partes del mundo es una función municipal, correspondiéndole al gobierno central solo trazar las políticas nacionales sobre la materia.

En los 15 meses que estuve al frente de la alcaldía de Panamá, tras la invasión militar estadunidense en 1989, entendí la importancia del cargo de alcalde de Panamá. Si un alcalde no impulsa activamente la participación de la comunidad en los asuntos de la ciudad, generando mística en ella, resultará en un gran fracaso.

El éxito de los representantes capitalinos, Ricky Domínguez en Bellavista, y Willie Bermudez, en Don Bosco, dan fe de eso. En ambos casos sus gestiones, muy críticas de la forma tan absoluta y autoritaria de manejar la ciudad por Fábrega, han sido exitosas por el permanente contacto que han mantenido con la población. Son dos ejemplos de que las cosas se pueden hacer bien.

En el 2024, con todos los debates promovidos por el Tribunal Electoral y la difusión de las candidaturas a través de los medios de comunicación social, la población ha podido conocer sus candidatos y sus propuestas.

Corresponderá a los votantes escoger a los mejores. Los municipios son la base de la pirámide administrativa del Estado, junto con los representantes de corregimientos. Es nuestro deber escoger a los mejores tanto para alcaldes como para representantes.

Si lo hacemos mal, nos estaremos lamentando por cinco años más.

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