Aunque el reformista se impuso en primera ronda todo apunta a que Jalili pueda hacerse con los votos de quienes optaron por otras opciones ultraconservadoras
El candidato reformista Masud Pezeshkian y el conservador Said Jalili se enfrentarán este viernes en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales iraníes, unos comicios adelantados por la muerte prematura en accidente de helicóptero de Ebrahuim Raisi en mayo, informó el diario español La Razón.
La cita con las urnas se produce en medio de una apatía confirmada por la baja participación, la más exigua desde el nacimiento del régimen en 1979 en unas presidenciales, apenas un 40%, lo que ha empujado al ayatolá Jamenei a pedir insistentemente a la población que acuda a las urnas, y el contexto turbulento de Oriente Medio desde el pasado mes de octubre.
Aunque el reformista se impuso en primera ronda con un 42,5%, todo apunta a que Jalili pueda hacerse con los votos de quienes optaron por otras opciones conservadoras y ultraconservadoras hace seis días.
El segundo en la cita del pasado día 29 de junio fue Jalili, quien obtuvo un 38,6% de los apoyos y medio millón menos de papeleta que Pezeshkian.
Pezeshkian hizo suyo el descontento generalizado ante la situación social y económica, incluida su oposición del uso obligatorio del velo y una apuesta por un acercamiento a la comunidad internacional con vistas a reactivar el acuerdo nuclear de 2015.
Por su parte, Jalili se consolidó como el favorito entre los otros candidatos conservadores después de que Mohamed Baqer Qalibaf -cuyas aspiraciones se vieron dañadas por las acusaciones por corrupción y los escándalos políticos- y Mostafá Purmohamadi, quedaran detrás de él.
Si en el ámbito doméstico la República Islámica ha vivido meses turbulentos desde el estallido de las protestas del otoño del 2023 -que desencadenó la muerte a manos de la Policía de la Moral de la joven Mahsa Amini por no llevar el velo islámico correctamente colocado—, la situación en el ámbito regional no es menos convulsa.
Desde la agresión de Israel a Gaza hace nueve meses supuso el pistoletazo de salida de una ofensiva combinada de fuerzas por interposición alineadas con Teherán contra Tel Aviv y aliados a lo largo y ancho de Oriente Medio.
Al margen de la Franja, en las últimas semanas la situación es especialmente tensa en la frontera entre Israel y el Líbano, donde tiene base Hizbulá.
La organización chiita financiada por Irán viene llevando a cabo recurrentes ataques con misiles y drones contra el norte de Israel desde el pasado octubre.
La escalada acerca en últimas fechas la entrada de las fuerzas israelíes en el sur del país levantino, lo que podría agravar aún más la situación en el conjunto de la región, que tiene en el Mar Rojo -por mor de los ataques de los rebeldes chiitas de Yemen contra buques occidentales— otro de sus focos de tensión principales.
Durante la última semana, Pezeshkian, médico de 69 años de padre azerí y madre kurda, ha reforzado sus mensajes afirmando que “el gobierno no debería intervenir en la cuestión del hiyab” y que si la cuestión queda en manos de Policía y Judicatura, “se van a crear más problemas”, en medio del endurecimiento de la postura de las autoridades sobre la aplicación del código de vestimenta tras la oleada de manifestaciones desatadas tras la muerte de Amini.
Por su parte, Jalili, de 58 años, está considerado como favorito para la élite del régimen, empezando por el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.
El conservador ha ocupado varios puestos de gran relevancia durante décadas en el seno de la República Islámica, incluido un periodo como director de planificación política en la oficina del líder supremo en la primera década del siglo y su actual puesto como uno de los dos representantes de Jamenei en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.