De ganar las elecciones de noviembre el republicano ha prometido la expulsión de un millón de migrantes ilegales
No hace falta centrarse solo en Europa para comprobar que la inmigración es un factor que preocupa a la sociedad y que suscita una gran cantidad de polémicas y división de opiniones. Al otro lado del charco, en plena carrera para llegar a la Casa Blanca y a pocas semanas de unas ajustadas elecciones según las encuestas, la lucha contra los migrantes ilegales y las reformas migratorias se han colado en la campaña electoral de Estados Unidos, informó el diario español La Razón.
Con Donald Trump como protagonista, la deportación masiva de migrantes indocumentados se ha transformado en la promesa estrella del republicano, y a su vez, la intención futura por la que más críticas le han llovido por parte de sus detractores.
Según los datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos y del Instituto de investigación Pew Research, unos once millones de migrantes indocumentados se encuentran en la nación a día de hoy. Si bien una parte ha llegado al país norteamericano en los últimos años, más de tres cuartas partes llevan en suelo estadounidense al menos una década. Pese a ese tiempo, continúan en situación irregular, con toda probabilidad de que no legalicen ellos mismos tal problema.
Como solución a ello, el expresidente Trump ha prometido que, de volver a la Casa Blanca de, pondría en funcionamiento un plan para deportar cerca de un millón de migrantes indocumentados, apoyándose en la promesa que, un año atrás, había realizado en vísperas de las primarias republicanas.
La propuesta de realizar una “Operación Aurora” (tal y como han bautizado políticos estadunidenses afines a la idea y el propio Trump, por la ciudad de Colorado en la que realizó estas declaraciones) equivale a una norma de 1789 conocida como Ley de Enemigos Extranjeros para atacar a miembros de pandillas y cárteles y que estaban provocando violencia, robos y en definitiva, el caos en las ciudades estadounidenses. Medida apoyada también, según CBS, por la mayoría de los afroamericanos que habitan en Estados Unidos.
La normativa en cuestión nació tras la Guerra de Independencia para luchar contra el espionaje y sabotajes de los británicos, pero solo se ha usado en tiempos de guerra. Por ejemplo, el presidente Franklin D. Roosevelt la usó para privar de libertad de movimiento a familias enteras de ciudadanos o inmigrantes de origen italiano, alemán y principalmente japonés durante la II Guerra Mundial.