El magnetismo personal del magnate ha sido un ingrediente clave a la hora de conectar con votantes en todos los sectores de la población
Donald Trump regresa a la Casa Blanca y nada lo va a impedir. Además, nada parece importarle a los más de 74 millones de estadounidenses que han votado por él, informó el diario español La Razón.
En contra del pensamiento internacional, en Estados Unidos la victoria del republicano no ha sido una gran sorpresa, las señales estaban claras, otra cosa es que el mundo y el “establishment” demócrata quisieran verlas.
La población llevaba tiempo cansada de la situación actual y una nueva opción como Kamala Harris no iba a ser suficiente para mitigar el hartazgo general por una economía castigada por la alta inflación y una crisis migratoria que va en aumento.
En el otro lado, la figura de un hombre con un historial que en cualquier lugar del mundo ya lo habría acabado con su carrera política, pero en este país le ha servido para empoderarse.
El republicano no solo convenció a los votantes con el contenido, también los cautivó con su forma.
¿Qué tendrá el presidente electo que tanto engancha? “Magnetismo personal”, explica a La Razón José Luis Martín, abogado y experto en comunicación no verbal.
“Las personas que transmiten muchas emociones a través de su comunicación no verbal no dejan a nadie indiferente”, dice.
Martín lleva ocho años analizando los movimientos del ahora presidente electo y su entorno, y lo describe como una persona cuyo gran valor “es la comunicación no verbal, que es muy activa. No es fría y distante como puede parecer la de Kamala Harris”.
Trump conoce perfectamente el apoyo incondicional que le profesan sus seguidores, “podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y aun así no perdería votos”, dijo durante un mitin en Iowa.
“Claro”, coincide Martín, “es que a la gente le gusta Trump por Trump, por él”, y esto puede ser una ventaja, pero también un problema a la hora de conquistar a los votantes más indecisos.
La pregunta es necesaria, ¿es el imprevisible Donald Trump realmente capaz de controlar sus emociones?
Martín no tiene dudas de que sí, un ejemplo se vio en su discurso de victoria el martes por la noche, “ya no quiere dar una imagen agresiva como en otras comparecencias, está muy moderado para lo que es él, y no es cansancio, porque hace lo mismo en el 2016 tras proclamarse vencedor de la contienda electoral”. Tan controlado estaba en el discurso de este año, “que se olvidó por completo de su egocentrismo y se centró más en el agradecimiento”.
Sobre el escenario el martes por la noche, Trump también se preocupó mucho de la imagen, algo con lo que el político está muy obsesionado.
Fiel a su corbata roja, que es “el color más llamativo para el ser humano, porque es el color de la sangre y venimos predispuestos a mirar hacia el rojo”, además se rodea “de sus familiares y gente importante a nivel personal y político, y sus palabras fueron de agradecimiento, sobre todo a Melania”.
La futura primera dama ha sido la gran ausente durante gran parte de la campaña, siempre ha dejado claro que no se siente cómoda en el papel que le espera. “Él está totalmente entregado a ella”.
La busca en el escenario o en los eventos sociales, promociona las primeras memorias que publicó Melania, “hay cariño sincero de él para ella, de Melania a él es mucho más distante, pasa de él, y le he visto echarle unas miradas incluso despreciativas a su marido”. Cuál es el verdadero sentimiento quizá es algo que podamos descubrir los próximos cuatro años.