Sobre todo, decoraciones esculpidas en el exterior de la catedral, en los grandes portales que conducen a la Galería de los Reyes
A escasas dos semanas para la reapertura de Notre Dame tras el desastroso incendio de 2019, una exposición con más de 120 fragmentos escultóricos, tanto del exterior como del interior, permite viajar al pasado y vislumbrar cuál era el aspecto real del símbolo francés en el contexto medieval de sus orígenes, informó la agencia EFE.
Estos fragmentos, expuestos a partir de esta semana en el Museo Cluny de Historia Medieval de París, pertenecieron, sobre todo, a decoraciones esculpidas en el exterior de la catedral, en los grandes portales que conducen a la Galería de los Reyes.
Son elementos que desaparecieron durante la época revolucionaria, tal y como detalla esta muestra, que se titula ‘Hacer hablar a la piedra. Esculturas medievales de Notre-Dame’ y es la primera desde los años 80 dedicada en exclusiva a la decoración en piedra de la famosa catedral.
Un importante hallazgo arqueológico en 1977, durante unas obras en el distrito 9 de la capital, consiguió recuperar todas estas piezas de piedra tallada que se repartieron entre la Galería de los Reyes de Notre Dame y el Museo Cluny (algunas en la colección permanente y otras en el depósito).
Sin embargo, los trabajos de restauración de la catedral tras el incendio llevaron a un equipo de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (Inrap) de Francia a hacer un estudio de los fragmentos olvidados y restaurarlos a la par que el templo del que proceden.
Los restos de la policromía típica del arte medieval en la piedra tallada permitieron rastrear las estatuas a las que pertenecieron, su iconografía y la fecha en que se realizaron antes de su extravío, apoyándose también en piezas cedidas por el Museo del Louvre o el Museo Carnavalet de Historia de París para poder contextualizar las obras.
En el caso del pórtico de Santa Ana, varias estatuas fueron retiradas en 1793 y 1794, entre ellas la de San Pablo y la de un rey del Antiguo testamento que podría ser Salomón, cuya disposición pudieron recrear gracias a un texto histórico publicado por Montfaucon en el siglo XVII y a la unión de una docena de piezas más pequeñas en las bases de ambas estatuas.
Además de los fragmentos que pertenecieron a estatuas en los grandes portales de la Galería de los Reyes, otros fragmentos expuestos en el Cluny formaban parte de la decoración del coro alto o jobé de 1230, un muro que dividía la sacristía de la zona de los fieles en el interior de la nave y que fue destruido en una remodelación de la catedral en el siglo XVII.
El museo muestra por primera vez una treintena de estos fragmentos y el objetivo del Inrap es digitalizarlos y ofrecer en un futuro una reconstrucción “tanto virtual como física” de ese coro alto, según explicó a EFE el comisario de la exposición y encargado de la conservación de las esculturas en el museo Cluny, Damien Bernay.
“Por el momento, no podemos decir dónde tendrá lugar esta reconstrucción, pero el Estado decidirá una vez que el Inrap haya devuelto los fragmentos tras el estudio”, aclaró.