Hubo malas experiencias en el pasado cuando las fuerzas del estado, tuvieron que enfrentar a las guerrillas de izquierda en todo el continente.
Fue una lucha sin cuartel, utilizando todas las contra medidas para doblegar, a las fuerzas de la izquierda armadas. En ese momento eran los enemigos de la Patria a abatir.
Donde sí se cometieron graves abusos por ambas partes fue en el conflicto armado interno. Y lo pagamos la clase militar en muchos países.
Actualmente hay un mismo escenario, pero con diferentes actores.
Ese mismo escenario se podría repetir en esta época cuando los estados nacionales buscan defenderse de los ataques de las organizaciones criminales locales y trasnacionales que arremeten con furia al pueblo, para imponer un control territorial y sus reglas.
Las fuerzas del orden, en defensa y misión contra atacan, aplicando tácticas draconianas y con poco respaldo de las autoridades. Anteriormente eran gobiernos militares que sí daban las órdenes bajo el concepto de la “obediencia debida”.
Panamá está en esa fase. Por varios gobiernos viene aumentando el poder del crimen criollo con constantes ataques de los sicarios, asesinando impunemente de día en lugares llenos de ciudadanos, importarle poco a los Policías, que por temor y nulo respaldo de sus superiores políticos, no se atreven a defenderse o defender al panameño.
Son los poderes políticos que no se atreven a dar las órdenes o impartir órdenes claras y precisas.
El mejor método hasta ahora aplicado de forma exitosa es el de presidente Bukele de El Salvador. Imparte órdenes directas al poder militar para actuar en contra de las pandillas.
Aplica limpieza interna, purgar a todos los estamentos de seguridad e inteligencia del estado, y a todas las autoridades, llámese fiscales y jueces, y los que queden , juren lealtad a la patria , no a otros intereses.
Después retomar la ofensiva organizadamente, planificando las acciones conforme a los intereses nacionales, no dirigidas a encubrir o tapar a las mafias, clanes que por años han sido el poder tras el poder en la Fuerza Pública local.
La experiencia reciente del Ecuador, específicamente en la ciudad Guayaquil, cuando cuatro menores de edad (el mayor de 15 años y el menor de 11 años) son capturados por una patrulla del ejército, desaparecidos y encontrados muertos. Aplican el terror al pueblo y mandan un mensaje: los árbitros somos los militares o fuerzas policiales corruptas.
En el Ecuador, uno de los orígenes y causas de la descomposición del estado ecuatoriano es la penetración del crimen organizado en las fuerzas del orden, que da inicio con el ex presidente Rafael Correa, quien estuvo en el poder por tres mandatos consecutivos, desde el 2007 al 2017, desembocando en la “macro corrupción policial” que hoy vive el Ecuador.
La causa principal de la actual guerra contra el crimen organizado local es la “corrupción policial interna”, la penetración del crimen organizado en las instituciones de seguridad del estado. Los mejores ejemplos son Ecuador y México.
Las fuerzas policiales reaccionan para ocultar sus debilidades institucionales matando, y haciendo desapariciones forzadas, para por el temor y el terror, retomar el control del bajo mundo, matando niños como fue el caso reciente en Ecuador.
Es un círculo vicioso. Que Panamá debe tomar en consideración para desarrollar un plan de cómo enfrentar la criminalidad el frente interno actualmente fuera de control. No es solo capturar drogas que viajan en dirección a Estados Unidos y Europa.
El estado panameño y sus autoridades recién posesionadas deben desarrollar planes, estrategias para atacar y pacificar el frente interno.
Esa debe ser una de las prioridades del nuevo procurador general de la Nación. ¡Panamá primero!