El ASMR describe un fenómeno sorprendente, una sensación de relajación acompañada de un cosquilleo placentero
Nuestro sistema nervioso trabaja sin descanso, recibiendo información las 24 horas del día, los siete días de la semana. Parte de esta información es interoceptiva, es decir, proviene del interior de nuestro cuerpo: señales del corazón, los pulmones, el intestino y otras vísceras, que nos mantienen al tanto de cómo estamos por dentro, informó el sitio The Conversation.
Sin embargo, una gran parte de los datos que procesamos son exteroceptivos, vienen del mundo exterior. Y aquí es donde entran en juego nuestros cinco grandes aliados: Oído, vista, tacto, olfato y gusto. Los sentidos. Su importancia radica en que son nuestra herramienta principal para interactuar con el entorno y, sobre todo, para garantizar nuestra supervivencia.
Sin embargo, los sentidos no solo trabajan para protegernos, también nos brindan experiencias placenteras que nos alegran la vida. A través de la vista, disfrutamos de paisajes espectaculares que nos llenan de asombro.
El oído nos regala sonidos relajantes, como el vaivén de las olas del mar. El gusto nos deleita con explosiones de sabor en cada comida. El olfato nos seduce con aromas que despiertan recuerdos y emociones. Y el tacto, quizás el más reconfortante de todos, nos conecta con los demás, ya sea a través de un abrazo, una caricia, o, simplemente, por el placer que proporciona la sensación de la brisa fresca durante una tarde de verano.
En condiciones normales, necesitamos un estímulo cercano para que nuestros sentidos se activen. Así ha funcionado la estimulación sensorial desde siempre. O, al menos, hasta la llegada del ASMR, siglas de Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma.

Si es la primera vez que lo escucha, dese una vuelta por YouTube y TikTok y comprobará que es un género audiovisual por sí mismo. Veamos por qué.
El ASMR describe un fenómeno sorprendente: una sensación de relajación acompañada de un cosquilleo placentero. Se trata, por tanto, de una “respuesta”, una reacción del cuerpo ante uno o varios estímulos; “meridiana”, que origina un pico de placer; “sensorial”, puesto que está provocada por estímulos sensoriales como sonidos suaves y “autónoma”, porque ocurre de manera involuntaria sin que la persona que lo experimenta lo controle conscientemente.
El término ASMR fue acuñado en el 2010 por Jennifer Allen. Aunque muchas personas ya experimentaban estas “sensaciones extrañas que generan bienestar”, no existía un nombre específico para describirlas.
Sensaciones como un hormigueo que, comenzando en la cabeza, se extiende por el cuello, la espalda y otras partes del cuerpo. Es una experiencia que puede recordarnos a lo que sentimos cuando alguien nos acaricia la piel o nos susurra suavemente al oído. En este caso, sin embargo, la sensación de placer ocurre sin la presencia física de otra persona.
El ASMR tiene efectos tanto emocionales como fisiológicos en el cerebro. Se ha observado una mayor activación en el sistema límbico, una región del encéfalo implicada en la regulación emocional y la sensación de bienestar. Por tanto, podría funcionar de manera similar a otros estímulos placenteros, como escuchar música.
En este sentido, el ASMR parece estimular la producción de neurotransmisores como la oxitocina, asociada con la sensación de calma que experimentamos durante un contacto físico afectuoso; la dopamina, que está relacionada con la recompensa y el placer; o la serotonina y las endorfinas, que ayudan a reducir el estrés y fomentan la relajación.
Por el momento, no existen muchos estudios sobre los efectos beneficiosos del ASMR en el cerebro, aunque varios de ellos sugieren que este tipo de estimulación sensorial podría tener potencial terapéutico, ayudando a aliviar la ansiedad, el insomnio e incluso el dolor crónico.
Además, los resultados disponibles hasta ahora indican que, para experimentar estas sensaciones y aprovechar sus posibles efectos terapéuticos, es necesario tener cierta predisposición, vinculada a factores como la personalidad, la sensibilidad y determinados rasgos emocionales.
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— La Vida (@LaVidaOrg) February 18, 2025
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