Un foro compartido accidentalmente con un periodista de The Atlantic revela los planes de altos funcionarios de la administración Trump para bombardear Yemen
Un escándalo de seguridad sacude a la administración de Donald Trump tras la filtración accidental de información clasificada sobre los planes militares de Estados Unidos en Yemen, informaron medios de prensa internacional.
En un error insólito, altos funcionarios del gabinete de Trump agregaron por equivocación a Jeffrey Goldberg, editor en jefe de The Atlantic, a un chat privado de Signal en el que se discutían detalles confidenciales sobre los bombardeos del 15 de marzo contra los hutíes.
El chat, que operaba como una sala de guerra virtual, contenía información sobre objetivos, armamento y horarios de los ataques. Entre los participantes estaban el vicepresidente J.D. Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth, el asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz y la jefa de gabinete de Trump, Susie Wiles.

En la conversación, Vance manifestó su descontento con la operación al afirmar: “Simplemente detesto tener que rescatar a Europa otra vez”. Sus palabras reflejan el malestar dentro del gobierno estadunidense sobre la carga de la defensa de las rutas comerciales en el Mar Rojo, un conflicto que, según los funcionarios, favorece en mayor medida a Europa.
El error de seguridad fue revelado por Goldberg en The Atlantic, donde expuso los mensajes y la discusión interna en la Casa Blanca. La administración Trump confirmó la autenticidad de la filtración, pero la describió como “la profunda y reflexiva coordinación de políticas entre altos funcionarios”. Sin embargo, la exposición de detalles operativos de la incursión en Yemen ha desatado una ola de críticas sobre la seguridad de la información gubernamental.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldó la opinión de Vance, pero subrayó la necesidad de que Washington tomara la iniciativa: “Comparto plenamente su rechazo al oportunismo europeo. Es patético. Pero somos los únicos en el planeta que podemos hacer esto. Nadie más se acerca”.

El error ha provocado reacciones inmediatas tanto en el Congreso como en la opinión pública. Mike Lawler, legislador republicano, advirtió que “la información clasificada no debe transmitirse por canales no seguros, y mucho menos a quienes no tienen autorizaciones de seguridad”.
Comparaciones con el escándalo del correo electrónico privado de Hillary Clinton han comenzado a surgir, avivando el debate sobre el manejo de datos sensibles dentro del gobierno.
El propio Trump intentó minimizar la situación con un comentario despectivo sobre The Atlantic: “No soy muy fan de esa revista, para mí va a desaparecer. Pero no sé nada al respecto”, declaró en su red social Truth Social.
Sin embargo, la filtración ha puesto en entredicho la capacidad de la administración para gestionar operaciones militares confidenciales sin exponer información crítica. A medida que se investigan los hechos, la Casa Blanca se enfrenta a una crisis de credibilidad y a una renovada presión por reforzar sus protocolos de seguridad.