Sánchez asegura que Madrid “siempre trabajará para favorecer unas relaciones sólidas y equilibradas” con Pekín
En un escenario crítico marcado por la feroz competencia comercial entre las dos mayores economías mundiales, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se reunió este viernes en Pekín con Xi Jinping, tratando de no incomodar a Estados Unidos y de reconfigurar la percepción de sus relaciones al apuntar que “España es un país profundamente europeísta que considera a China un socio estratégico en el ámbito de la Unión Europea (UE)”, informó el diario La Razón.
Sin embargo, esa afirmación, aunque diplomática, de momento carece del peso necesario para alterar un desequilibrio comercial que se cierne sobre las relaciones bilaterales.
Este tercer encuentro en poco más de dos años revela más que un simple intercambio de cortesías; supone una arriesgada apuesta de España por marcar presencia en un escenario global donde las hostilidades y los intereses estratégicos están desbordando antiguas alianzas.
“España siempre trabajará para favorecer unas relaciones recíprocas, sólidas y equilibradas entre China y la UE. Una Europa fuerte contribuye también a la estabilidad y a la prosperidad mundial”, dijo el gobernante español, que es el primer líder europeo que visita el gigante asiático después de que Washington anunciara paralizar por 90 días sus aranceles “recíprocos”.

“La política exterior de España se erige sobre el principio del multilateralismo y promueve un comercio inclusivo, sin dirigirse contra nadie”. Sánchez subrayó su compromiso de reforzar las relaciones comerciales y de inversión con China, fundamentadas en “el equilibrio, la reciprocidad y condiciones de competencia transparentes”.
En ese contexto, reconoció los desafíos que permanecen en el horizonte, y enfatizó la necesidad de “limar diferencias, que las hay”.
Además, reiteró que “siempre hemos apostado por la apertura comercial”.
Sánchez ha declarado el establecimiento de un “nuevo impulso” en la relación, orientado a desarrollar vínculos que sean “equilibrados y mutuamente beneficiosos”, mientras busca promover la idea de que Pekín es un aliado más sólido y confiable para Europa que Washington.
Durante el encuentro, Xi sostuvo que “ante la evolución de los cambios globales, sólo la colaboración entre países puede promover la paz y la estabilidad” para “resistir conjuntamente el acoso unilateral”.
“No hay vencedores en la contienda arancelaria y oponerse al mundo acaba provocando el autoaislamiento”, declaró Xi, según la estatal Xinhua.
No obstante, analistas apuntan a que Sánchez se ha lanzado a la boca del lobo, atrapado entre dos colosos. Por un lado la Casa Blanca, que lanza advertencias y aranceles como balas; por el otro, una China seductora que aplaude y abraza su acercamiento, y que ofrece oportunidades a la vez que riesgos.