Israel ordena retirar los mensajes de condolencias oficiales hacia Francisco y Taiwán no enviará a su presidente para evitar roces entre Pekín y el Vaticano
El papa Francisco nunca despertó unanimidad ni dentro ni fuera del catolicismo. Su mensaje inspirado en la justicia social y el acercamiento a los pobres levantó ampollas y generó un gran desconcierto en sectores conservadores y sus palabras aceradas irritaron a varios líderes y jefes de Estado, informó el diario español La Razón.
Pese a que su fallecimiento ha despertado una ola internacional de respeto y reconocimiento, los preparativos del funeral y la lista de asistentes este sábado al funeral han reabierto tensiones ideológicas realzadas por ausencias destacables.
Entre los ausentes más notables se encuentran Vladímir Putin, Xi Jinping, Benjamín Netanyahu, Claudia Sheinbaum y Pedro Sánchez, cuyas ausencias no solo están marcadas por razones logísticas o de agenda.
El dictador ruso no puede asistir ya que la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto en su contra por acusaciones de crímenes de guerra relacionados con la invasión de Ucrania. Cualquier desplazamiento de Putin a Europa occidental supone un riesgo legal para el mandatario.

Aun así, su ausencia en el funeral del Papa -un líder que se ha implicado activamente en intentos de mediación por la paz en Ucrania- remarca el aislamiento diplomático de Moscú. Cabe recordar que la iglesia ortodoxa rusa tampoco ha enviado una delegación de alto nivel.
Tampoco estará Xi Jinping. El líder chino mantiene una relación ambivalente con el Vaticano, cordial en las apariencias, pero tensa en el fondo. Aunque ambos estados renovaron recientemente su acuerdo sobre el nombramiento de obispos, la ausencia total de confirmación oficial desde Pekín habla por sí sola.
Mientras el mundo mira a Roma, China mira a otro lado. Ningún líder ni alto funcionario ha hecho declaraciones públicas sobre la muerte del pontífice, reforzando la idea de que el Vaticano sigue siendo, para Pekín, un terreno diplomático inestable.
Pero la ausencia más incómoda es, sin duda, la del jefe del régimen israelí Benjamín Netanyahu, no solo porque no asistirá al funeral, sino por el silencio institucional que ha rodeado la muerte del Papa.
Mientras líderes de todo el mundo enviaban condolencias, ni Netanyahu ni su ministro de Exteriores, Gideon Sa’ar, emitieron mensajes públicos.
La causa podría ser los duros pronunciamientos de Francisco sobre la guerra en Gaza, de la que dijo que “no es una guerra, es una crueldad”, e incluso llegó a hablar de “características de genocidio”.
Embajadas israelíes publicaron mensajes de pésame en las redes, pero desde el Ministerio de Exteriores se dio la orden de eliminarlos poco después. La decisión ha generado controversia incluso dentro de Israel. El funeral, además, coincide con el Shabat judío, lo que complica más cualquier posible delegación de última hora. Finalmente, Israel ha designado una representación de muy escaso nivel.

También ha sido significativa la ausencia del presidente taiwanés, William Lai. La Ciudad del Vaticano es uno de los 12 Estados -el único europeo- que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, una isla gobernada de forma autónoma desde 1949 bajo el nombre de la República de China y considerada por las autoridades de Pekín como una “provincia rebelde”.
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán informó que el exvicepresidente Chen Chien-jen será el “enviado especial” del presidente en el funeral.
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, de raíces judías y perfil laico, ha optado por no asistir personalmente. En su lugar viajará la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. México mantiene una estrecha relación con el Vaticano, pero la decisión de Sheinbaum refleja tanto sus prioridades internas como un posible distanciamiento institucional ante un evento estrictamente religioso.
También se ha destacado en medios internacionales la ausencia de Pedro Sánchez este sábado en el Vaticano. Aunque la delegación española estará encabezada por los Reyes y acompañada por la vicepresidenta María Jesús Montero, el ministro Bolaños y el líder de la oposición, Alberto Feijóo, su ausencia personal ha generado críticas en nuestro país.
Algunos interpretan su decisión como una reafirmación del carácter laico del Gobierno; otros, como una oportunidad perdida de representar al país en un acto de alcance global.
Entre los que sí asistirán a las exequias por Francisco destacan dos de los mandatarios más críticos con su papado. Javier Milei, el ultraderechista de Argentina, fue especialmente crítico con el Pontífice. En una entrevista en el 2020, Milei afirmó: “El Papa, lo voy a decir de frente, es el representante del maligno en la Tierra, ocupando el trono de la casa de Dios. El Papa impulsa el comunismo, con todos los desastres que causó”.
En septiembre de 2023, durante una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson, el líder argentino declaró: “Tiene afinidad por los comunistas asesinos” y “viola los 10 Mandamientos al defender la justicia social.”
En cuanto a Donald Trump, ha mantenido una relación tensa con el Papa, especialmente en temas como inmigración y cambio climático. Pero el lunes por la noche dijo que está deseando estar presente en la ceremonia de despedida de Francisco.