El 5 de mayo del 2018, el expresidente recibió un mensaje de Porcell. “Jamás me imaginé que estaría cerca de usted”
Las grabaciones de los Varelaleaks revelan que el expresidente Juan Carlos Varela se desvivía por la exprocuradora Kenia Porcell. La despertaba en la mañana y, en ocasiones, intercambiaban abrazos y besos de buenas noches.
Estaba preocupado por su salud, le enviaba pastillas para dormir y le coordinó una revisión médica general en el hospital John Hopkins de Baltimore, Estados Unidos, y sus vacaciones en el extranjero.

Varela dedicaba tiempo para organizarle los viajes al exterior a Porcell. En una visita a Washington, en septiembre del 2017, el expresidente se enojó con el exembajador Emanuel González Revilla hijo, porque no la recibieron en el aeropuerto internacional Ronald Reagan, como había ordenado.
En noviembre de ese año, Varela le coordinó un viaje a Porcell al Vaticano. “Por favor ponle todo el empeño para conseguir el objetivo”, le pidió Varela a la exembajadora Miroslava Rosas. La diplomática logró que Porcell saludara brevemente al papa Francisco y se reuniera con el cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado del Vaticano.

El expresidente quería que Porcell se hiciera una foto con el fallecido papa Francisco. La foto fue vetada. “El Director de Protocolo, monseñor Bettencourt, me dijo: La instrucción era que no hubiera foto, la foto no existe”, le informó la exembajadora Rosas, según registros de los Varelaleaks.
El expresidente le pidió a Jennifer Champsaur, exviceministra de Turismo, que le reservara dos habitaciones en Miami a Porcell entre el 9 al 13 de febrero del 2018. Champsaur le confirmó que había reservado una villa con dos habitaciones amplias. “Un cuarto con cama King y el otro con dos Queen”, le escribió. “Perfecto”, respondió Varela.
Las reservaciones fueron pagadas con fondos del Estado.

Varela mantenía comunicación directa con el exsubsecretario general del Ministerio Público, Daniel Arroyo. El 14 de septiembre del 2018, Arroyo le informó que el magistrado Cecilio Cedelise había pedido “ayuda al CSN (Consejo de Seguridad Nacional) que le ubicaran y procesaran a un maleante en Colón que se metió con sus hijos, que también son maleantes, y nunca le dieron importancia”.
Tres días más tarde Arroyo le escribió: “Jefe, Cedalise es un vendido a Ayú (el exmagistrado José Ayú Prado), pero mire que me dice su primo que él no puede hacer nada por respeto a la cadena de mando”.
“¿Qué tema es?”, preguntó Varela. “Los hijos de Cedalise, que no son muy benditos, tienen un enemigo que los quiere matar en Colón y él quiere que se lo procese o que se le allane para ver si tienen armas o drogas”, le dijo Arroyo. El expresidente le contestó: “Le hablo a Rolando (López exsecretario ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional). Él está conmigo”.

En octubre del 2018, Varela les dio a Arroyo y su familia boletos de avión para sus vacaciones en Nueva York y pagó una operación para uno de sus hijos. El expresidente le dijo que López le daría “un apoyo para el viaje y que tendría cubiertos los costos de hotel y traslados. “El hotel en Nueva York lo cancela el cónsul”, le dijo Varela.
Toda la vacación fue pagada con fondos del Estado.
El 5 de mayo del 2018, a un año de las elecciones generales del 2019, el exmandatario recibió un mensaje de Porcell. “Jamás me imaginé que estaría cerca de usted”, le escribió la exprocuradora.
Ese día Varela le adelantó su decisión de “trabajar duro para celebrar”, dentro de un año, el triunfo electoral de mayo del 2019. El varelismo fue derrotado en esos comicios.