Al igual que Kremenchuk, otras ciudades ucranianas siguen iluminadas y sin reportes de apagones
Aunque esta primavera los ucranianos han evitado cortes generalizados de electricidad gracias a las reparaciones en curso y al continuo apoyo de socios internacionales, la amenaza de nuevos ataques rusos a la infraestructura energética sigue siendo elevada, así lo demuestran los recientes bombardeos sobre la ciudad de Kremenchuk, informó la agencia EFE.
Las calles de Leópolis, al igual que en otras ciudades ucranianas, siguen iluminadas y sin reportes de apagones, según el operador nacional Ukrenergo. La combinación de cielos despejados y temperaturas moderadas ha ayudado a estabilizar el suministro eléctrico.

“Las reparaciones han restaurado cierta capacidad de generación, aunque gran parte de ella sigue destruida”, explicó Volodímir Omelchenko, experto en energía del Centro Razumkov.
A ello se suma la menor demanda causada por la reducción de la producción industrial en el este del país y la salida de millones de personas desplazadas por la guerra.
No obstante, Omelchenko advierte que el riesgo sigue siendo predominantemente militar. “No podemos predecir si o cuándo Rusia lanzará nuevos ataques masivos contra nuestro sistema energético”, aseguró.
En las calles de las ciudades ucranianas, los generadores de combustible instalados frente a negocios se han vuelto algo común, algunas viviendas ya cuentan con paneles solares y acumuladores avanzados para resistir apagones prolongados, como los del verano pasado, cuando los cortes de luz duraban hasta 12 horas al día debido a la destrucción de más de nueve gigavatios de capacidad de generación.

Esos apagones no solo elevaron los costos para las empresas, sino que pusieron en riesgo a ciudadanos dependientes de la electricidad para su movilidad o cuidados médicos.
El ataque a Kremenchuk, que destruyó edificios residenciales e infraestructura crítica, reavivó las alarmas. La ciudad, un punto clave del sistema energético ucraniano, ha sufrido severos daños desde el inicio de la guerra, incluida su central hidroeléctrica y su refinería de petróleo.
El presidente Volodímir Zelenski calificó el bombardeo como un escupitajo en la cara de los esfuerzos por lograr la paz, y advirtió que Rusia planea más ataques, posiblemente menos visibles para la comunidad internacional debido a la actual atención centrada en los conflictos en Medio Oriente.
Zelenski también alertó al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre los riesgos que enfrentan las centrales nucleares ucranianas, destacando la amenaza que estos ataques representan para la seguridad regional.