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Sequía extrema deja ganado muerto y comunidades sin agua en el norte de México

Sequía extrema deja ganado muerto y comunidades sin agua en el norte de México
Animales caminan en un campo agrícola en el poblado de Choguita, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua (México) EFE/ Luis Torres

Esta crisis hídrica se ha prolongado por 25 meses, lo que hace que las consecuencias acumulativas sean devastadoras

La sequía extrema que azota el norte de México ha dejado una imagen desoladora, ganado muerto bajo el sol abrasador, comunidades rurales sin acceso a agua potable y campos agrícolas improductivos. Esta crisis hídrica, que se ha prolongado por más de dos años, ha alcanzado niveles críticos, advierten habitantes y especialistas consultados por EFE.

En el Valle de Juárez, cerca de la frontera con Estados Unidos, los estragos son visibles, animales sin vida se esparcen por el desierto, víctimas de la falta de alimento y agua.

Personas de la etnia raramuri caminan este martes, en el poblado de Choguita, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua (México). EFE/ Luis Torres

Una situación que también se replica en el sur de Chihuahua, en comunidades indígenas y rurales del municipio de Guachochi, en la Sierra Tarahumara, donde el acceso al agua se ha vuelto un privilegio.

La emergencia no solo afecta a la vida diaria, sino que ha paralizado la agricultura. El suelo, sin humedad, se ha vuelto inerte para cultivos esenciales como el maíz y el frijol. A esto se suman incendios forestales que han arrasado amplias zonas boscosas, acentuando la crisis ambiental.

“El fenómeno es propio del clima desértico del norte del país, pero la duración e intensidad actuales son extraordinarias”,

“Ya vamos para 25 meses de sequía persistente. Las consecuencias son acumulativas y devastadoras”, afirma Adrián Vázquez, experto en temas atmosféricos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Una persona de la etnia raramuri camina este martes, en el poblado de Choguita, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua (México). EFE/ Luis Torres

Las imágenes, califica Vázquez, son “apocalípticas”. Los cuerpos de agua están agotados, el ganado muere lentamente y las tolvaneras –torbellinos de polvo– son cada vez más frecuentes e intensas.

La situación también ha reavivado tensiones diplomáticas entre México y Estados Unidos, la escasez complica el cumplimiento del Tratado de Distribución de Aguas Internacionales firmado en 1944. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó en abril que el país entregará agua “hasta donde se puede”, de acuerdo con la disponibilidad real.

La emergencia climática amenaza con transformar de forma permanente el ecosistema del norte mexicano, así como la forma de vida de miles de personas que dependen del agua para sobrevivir.

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