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Refugiadas ucranianas en Rumanía sanan heridas invisibles de la guerra con ayuda psicológica

Refugiadas ucranianas en Rumanía sanan heridas invisibles de la guerra con ayuda psicológica
Melinda Endefry abraza a una paciente en una intervención con su equipo en Ucrania.

Han encontrado no solo refugio físico, sino también asistencia emocional del programa #EU4Health que alcanza a 80,000 refugiados

“Ansiedad. Inseguridad. Mucho miedo.” Así resume Liudmyla, una madre ucraniana de 37 años, su llegada a Bucarest hace tres años junto a sus tres hijos, huyendo de la invasión rusa, informó la agencia EFE.

Como ella, miles de refugiados han encontrado no solo refugio físico, sino también asistencia emocional en Rumanía gracias al proyecto #EU4Health, una iniciativa financiada por la Comisión Europea.

La Cruz Roja rumana fue su primer punto de apoyo. “Me recibieron, me escucharon, y vi que no estaba sola”, relata Liudmyla, quien actualmente enseña rumano a otros refugiados y vive con su familia en la capital rumana.

Como ella, unos 80,000 refugiados ucranianos en Rumanía han recibido primeros auxilios psicológicos desde el inicio del conflicto, gracias al programa #EU4Health, este ha capacitado a 1,900 personas en técnicas de apoyo emocional para situaciones de crisis.

Las autoridades han puesto en marcha mecanismos de verificación y registro y también se han registrado detenciones, pero el peligro sigue siendo alto.

La directora de programas de la Cruz Roja rumana, Andreea Furtuna, explica que el objetivo es ofrecer un espacio seguro para quienes atraviesan momentos emocionalmente difíciles.

“A veces, incluso sentar a alguien y darle un vaso de agua puede ser un acto de primeros auxilios psicológicos”, afirmó Furtuna.

Otra refugiada, Tatiana Herasymenko, de 45 años, también comparte su experiencia, profesora de danza y yoga en Odesa, hoy enseña arte e inglés en un centro de ayuda para refugiados en Bucarest. “Al principio pensábamos que la guerra duraría un par de días, luego semanas y ya pasaron años”, cuenta.

Tatiana reconoce que, aunque muchos refugiados aparentan normalidad, el trauma persiste. “Podemos trabajar como si nada, pero cada vez que leemos las noticias, volvemos a agobiarnos”, dice con franqueza.

Ambas mujeres destacan el valor de sentirse escuchadas y acompañadas. “Te dan un sentido de comunidad. Sientes que perteneces otra vez a un sitio seguro”, asegura Liudmyla.

Aunque la nostalgia por su país es permanente, agradecen el apoyo recibido en Rumanía, un país que se ha convertido, al menos por ahora, en su nuevo hogar.

El programa #EU4Health demuestra que la salud mental también es una necesidad vital en tiempos de guerra. Y en medio del exilio, para esas mujeres, un oído atento y un gesto solidario pueden significar mucho más que palabras.

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