Según The New York Times el presidente Donald Trump firmó en secreto una orden que autoriza a las fuerzas armadas a actuar directamente contra organizaciones del narcotráfico en América Latina. El Pentágono ya desarrolla planes operativos que contemplan acciones tanto en altamar como en territorio extranjero.
Esas acciones militares selectivas pueden derivar en ejecuciones extrajudiciales, asesinatos selectivos con drones explosivos y operaciones “Black Ops” de extracción de blancos de alto valor, conducidas por contratistas civiles, empleados en las últimas guerras: Siria, Libia, Irán, Irak, Afganistán y Ucrania.
La doctrina de seguridad nacional, MAGA y el control del patio trasero, Panamá
No me sorprenden esos métodos, cuando Estados Unidos desarrolló la doctrina de seguridad nacional, una concepción militar del Estado y de la sociedad que se aplicó en toda América Latina durante la Guerra Fría. Su objetivo principal era la intervención militar en asuntos políticos internos, aplastando a plomo a los comunistas.
Ahora se repite la historia. El enemigo son los carteles de las drogas la gran amenaza global, y sus asociados son gobiernos, bancos y paraísos fiscales.
Fue la aplicación de la mano durísima con ejecuciones extrajudiciales y las violaciones a los derechos humanos. Ahora es la misma receta.
Guerra contra los carteles terroristas, ¿qué significa para Panamá?
La Cruzada Civilista en 1989 nos decía a los militares de las Fuerzas de Defensa que estábamos al servicio del mal. Una mezcla de desinformación, propaganda que Noriega nunca supo contrarrestar mediante contra campañas como actualmente lo hacen desde el poder.
Supuestamente al desaparecer el poder militar, que era el mal del país, todo iba a cambiar en Panamá.
Han pasado 35 años después y ocho gobiernos democráticos, gobiernos empresariales, ninguno socialista y menos de izquierda.
Nos acusan de ser un paraíso fiscal con una mala imagen como un destino con un manto de macro corrupción y de una opacidad financiera.
Desde el 2017 en el gobierno del expresidente Juan Carlos Varela cuando se hizo pública la investigación internacional de los Panamá Papers, la filtración afectó nuestro centro financiero y la confianza en las instituciones panameñas y del propio gobierno, causando una mala imagen de arrastre que hoy continúa, agravada con las acusaciones de abanderar naves de la flota fantasma que trasiegan petróleo de Irán.
Estados Unidos acusa a Panamá de permitir el abanderamiento con nuestro registro aprovechándose de nuestras regulaciones laxas y menos probabilidades de aplicar sanciones para ocultar la verdadera propiedad y el origen del barco.
En Panamá están aplicando el método en función de mantener en el poder el gobierno empresarial, pero alejados de los objetivos estratégicos de los Estados Unidos y del bien común del pueblo panameño. Eso peligroso.
Una clase empresarial insaciable que peca de ser glotón o como diría el papa Francisco: El capitalismo salvaje. El concepto es una cultura financiera que se olvida del ser humano y pone sus objetivos únicamente en los resultados de acumular riqueza. Solo buscan enriquecerse más y controlar el Canal.
Es una mentalidad empresarial, que no mide las consecuencias, cuando el mundo está en situación de una guerra en el Indo-Pacífico que nos alcanzará.
Cambió la fase a la ley del plomo
A la administración Trump le hacen falta más de tres años en el poder y Panamá es un blanco de sus políticas.
Por muchos años nuestra comunidad empresarial, banqueros, bufetes de abogados, auditores y contadores, estuvieran en listas como facilitadores del lavado de dinero de los carteles del narcotráfico.
Ahora hay una seguridad disminuida. Una de las consecuencias perversas de las políticas erradas de todas las administraciones, que nunca persiguieron con fuerza a los sicarios bajo la consigna: “Déjenlos que se maten entre ellos”.
Actualmente hay riesgos para un sector empresarial y social, porque en otros tiempos existía una seguridad e inteligencia eficiente. El poder militar y su inteligencia evitaban que fueran blancos de lo organizaciones criminales competidoras o de Estados Unidos.
Panamá era un país seguro. Aquí confluyeron todas las fuerzas y se sentían seguros. Ahora no es así. Hay otro escenario.
