Paren en campamentos improvisados, sin atención médica y con el miedo constante a morir o perder a sus hijos
En medio de una crisis sin precedentes marcada por el colapso del sistema de salud, el hambre y la violencia descontrolada, cientos de mujeres embarazadas en Haití están dando a luz en condiciones indignas, muchas veces al aire libre, sin asistencia médica y sin siquiera la certeza de una próxima comida, informó la agencia EFE.
Parir en campamentos improvisados, en medio del hacinamiento, la insalubridad y el miedo constante, se ha convertido en la única opción para madres como Cherline Mondesire, de 35 años, quien dio a luz a su hijo Cadet Stacy hace tres meses en el campamento instalado en la sede de la Oficina de Protección al Ciudadano (OPC), en pleno corazón de Puerto Príncipe.
“Cuando encuentro comida, como. Cuando no, me quedo sin comer”, relató Mondesire, mientras su bebé lloraba por hambre.
A pesar de haber logrado algunos controles médicos durante el embarazo, no ha podido conseguir atención pediátrica para su hijo. “Me dicen que no tienen medicamentos. Que volverán. Pero cuando vuelven, es el mismo caso”, lamentó.
Su historia, aunque desgarradora, no es la peor. En el mismo campamento vive Prédelus Nephtalie, de 25 años, quien escapó de Cité Marc tras el avance de las bandas armadas.
Su último parto casi le cuesta la vida, la ambulancia nunca llegó por falta de combustible y terminó dando a luz en el sitio, perdiendo gran cantidad de sangre.
Según datos de Naciones Unidas, entre abril y junio de este año al menos 628 personas fueron víctimas de violencia sexual, muchas de ellas mujeres violadas por bandas armadas que controlan el 90% de la región metropolitana de la capital. Se han documentado casos de esclavitud sexual, explotación y trata de personas, en medio de un conflicto que ha desplazado a 1.3 millones de personas.
La situación de madres y recién nacidos es crítica. Más de 5.7 millones de haitianos enfrentan hambre aguda, y las mujeres embarazadas o en posparto están entre las más vulnerables. El sistema sanitario, devastado por años de crisis, saqueos y falta de recursos, apenas puede responder.
Además, se han reportado casos de mujeres embarazadas deportadas desde República Dominicana, lo que agrava aún más su exposición a condiciones inhumanas.
Sin privacidad, sin baños adecuados y sin comida suficiente, el deseo de muchas es simplemente huir. “No me siento cómoda. Quiero salir de aquí. No hay duchas con puertas. No hay intimidad. No hay nada”, confesó Mondesire.