El diseñador italiano, dejó en su testamento un plan para ceder el control del grupo a grandes conglomerados o llevarlo a la Bolsa
Giorgio Armani, uno de los últimos grandes diseñadores-empresarios del lujo europeo, fallecido el pasado 4 de septiembre a los 91 años, sorprendió al mundo al revelar que en su testamento impuso a sus herederos la venta gradual de la firma que fundó en 1975, o como alternativa, su salida a Bolsa, informó la agencia EFE.
Según los documentos abiertos recientemente, un año después de la publicación del testamento deberá venderse un 15% del capital del grupo a un gran conglomerado del sector de la moda y el lujo en un plazo máximo de 18 meses.
Como prioridad, esta participación deberá ofrecerse a gigantes como LVMH, EssilorLuxottica o L’Oréal, con la posibilidad de que uno de ellos alcance el control mayoritario en un plazo de entre tres y cinco años mediante la cesión adicional del 30% a 54,9% del capital.

Como opción alternativa, el testamento contempla la salida a Bolsa del grupo en un máximo de ocho años, con una reducción del control de la Fundación Giorgio Armani, que tutela el legado del diseñador, pero manteniendo siempre al menos un 30,1% de los derechos de voto.
Esta decisión marca un giro inesperado para una marca que durante décadas se enorgulleció de su independencia frente a los grandes conglomerados internacionales. Armani, conocido por su perfeccionismo y su meticulosa supervisión de cada aspecto del negocio, fue uno de los pocos diseñadores en conservar el control total de su firma.
El portavoz de EssilorLuxottica ya declaró que el grupo evaluará con atención la propuesta y manifestó estar orgulloso de la confianza depositada por el señor Armani en su dirección.
Sin herederos forzosos —pues Armani no tuvo hijos—, su patrimonio, valorado en unos $14,000 millones, incluye desde obras de arte y propiedades hasta participaciones en empresas y clubes deportivos. La Fundación Giorgio Armani, creada para preservar su legado, jugará un papel central en esta transición.
Además, el testamento distribuye propiedades inmobiliarias entre su hermana, sobrinos y su mano derecha, Pantaleo Dell’Orco, quien también posee el usufructo de varios inmuebles y mantiene un papel clave en la gestión del legado.
Así concluye la era de una de las casas más emblemáticas y autónomas de la moda italiana, abriendo un nuevo capítulo en la historia de Giorgio Armani S.p.A.
