La Nobel de Química del 2020 insta a fomentar la curiosidad y la integridad científica en una era marcada por la edición genética
La bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier, Premio Nobel de Química del 2020, hizo un llamado a reforzar la inversión en ciencia y a apoyar a las nuevas generaciones de investigadores, durante su investidura como doctora honoris causa por la Universidad de Salamanca (USAL), informó la agencia EFE.
“Solo si queremos un futuro científico dinámico debemos invertir en su estabilidad, creatividad e integridad”, afirmó Charpentier en su discurso durante la solemne ceremonia celebrada en el Paraninfo de la institución.
Dirigiéndose especialmente a los jóvenes científicos, la investigadora los animó a abrazar la curiosidad y el aprendizaje constante. “No teman lo desconocido.
No es su enemigo, es su mejor maestro. La incomodidad de no saber es el comienzo del descubrimiento. Sed curiosos, pero también sed amables, porque la ciencia es una empresa humana y el progreso se basa en la confianza. Y recordad que el éxito no se mide solo por el reconocimiento, sino por la contribución”.
Durante su intervención, Charpentier abordó algunos de los profundos desafíos que enfrenta la humanidad, especialmente en los campos de la salud, la agricultura y el medio ambiente.
En el ámbito sanitario, destacó las grandes revoluciones científicas impulsadas por la edición genética y la inteligencia artificial, que prometen curar enfermedades que antes se consideraban incurables.
Sobre la agricultura, subrayó la necesidad de alimentar a una población mundial en crecimiento sin agotar los recursos del planeta, y apostó por integrar biología, tecnología y ecología para lograr una producción más sostenible y de mayor calidad.
En cuanto al medio ambiente, advirtió que restablecer el equilibrio de los sistemas naturales de los que depende toda la vida es el reto decisivo del siglo XXI.
Charpentier comparó la labor científica con la realizada en el arte, la moda o el deporte, destacando que todas comparten el trabajo duro, la creatividad alimentada por la disciplina, la perseverancia, la resiliencia, la ambición y la repetición silenciosa del esfuerzo diario.
Su trabajo, que revolucionó la biología molecular, ha tenido un impacto sin precedentes en la medicina, la agricultura y la biotecnología. La tecnología CRISPR-Cas9, que codesarrolló junto a Jennifer Doudna, ofrece un método simple, eficiente y asequible para editar el ADN, y ha abierto la puerta a tratamientos genéticos innovadores.
Con su investidura, la Universidad de Salamanca reconoció no solo la trayectoria científica de Charpentier, sino también su compromiso con la ética, la educación y el futuro de la investigación.