El presidente brasileño se felicita de que las negociaciones hayan dado resultado y Washington comience a rebajar los aranceles
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retiró este jueves los aranceles del 40 % a ciertos productos de Brasil, como la carne bovina, vegetales, café y cacao, después de haber negociado con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, informó la agencia EFE.
Como parte de su guerra comercial, Trump había impuesto un 10% de aranceles a las exportaciones brasileñas, a las que luego les aplicó otro del 40%, elevando el total al 50%, en represalia por el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, aliado del líder estadunidense que fue condenado a 27 años de prisión por haber intentado un golpe de Estado tras la victoria electoral de Lula.
La nueva orden ejecutiva, firmada por Trump este martes, retira aranceles a cieretos bienes que fueron importados desde Brasil o retirados de almacenes desde el pasado 13 de noviembre.
Las exenciones están recogidas en dos listados que incluyen desde carne y otros productos bovinos a especias, frutas y granos como el café, el cacao y sus derivados y muchos otros bienes de origen agrícola.

También se incluyen combustibles fósiles, productos derivados o sustancias químicas relacionadas con el carbón y su procesamiento, gases licuados, productos químicos, pulpas de madera e infinidad de componentes para aviación civil.
Trump y Lula, quien prometió defender la soberanía de su país, comenzaron a negociar después de haberse cruzado por casualidad en los pasillos de la Asamblea General de la ONU, en septiembre en Nueva York, momento en que según los líderes surgió “química” entre ambos.
Los mandatarios tuvieron poco después una llamada telefónica y se reunieron cara a cara el pasado 26 de octubre en Kuala Lumpur (Malasia), en un encuentro calificado de positivo por ambas partes.
Desde entonces, equipos de ambos gobiernos han discutido la posible revisión de los aranceles impuestos a Brasil, país que durante los últimos quince años, según datos oficiales, ha tenido una relación comercial deficitaria con el país norteamericano.
La semana pasada, el gobierno brasileño calificó de “positivo” el plan de Trump de retirar ciertos aranceles a productos agrícolas brasileños, pero dijo que confía en seguir negociando nuevas rebajas.
Lula da Silva expresó este jueves su felicidad después de que su homólogo estadunidense haya eliminado el arancel extra del 40% sobre diversos productos brasileños.

El mandatario se mostró orgulloso de no haber respondido en caliente cuando en julio pasado Trump decidió imponer una tarifa adicional de hasta el 50% sobre gran parte de las importaciones brasileñas por motivos principalmente políticos.
Por su parte, la Cancillería brasileña reiteró en una nota su disposición para “continuar el diálogo como medio para solucionar las diferencias entre los dos países”, en línea con los 201 años de “excelentes” relaciones diplomáticas.
Trump presiona por la capitulación inmediata y rechaza la transición “suave” del chavismo
El despliegue de 15,000 soldados y el portaaviones USS Gerald R. Ford busca desestabilizar al régimen
La respuesta de Estados Unidos al contexto venezolano ha pasado de una disuasión por sanciones a una coerción cinética activa. A fines de agosto pasado, se intensificó un aumento de tropas navales en el sur del Caribe, kinforó el diario El Nacional.
Ese despliegue es de una magnitud considerable, involucrando 20% de la fuerza naval estadunidense movilizada en todo el mundo. El contingente incluye aproximadamente 15,000 soldados, aviones caza F-35 y misiles de largo alcance, incluidos los Tomahawk.
La presencia del portaaviones USS Gerarld R. Fordn subraya la seriedad de la amenaza militar. Aunque el objetivo declarado es combatir el narcotráfico, la escala y el tipo de armamento sugieren una finalidad primordialmente de coerción política.

Washington ha intensificado sus acusaciones, vinculando al dictador Nicolás Maduro con los carteles del narcotráfico. El factor legal más relevante es la designación del Cartel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO).
Esa designación fue realizada por el secretario de Estado Marco Rubio. Estratégicamente, amplía las facultades legales de Estados Unidos para perseguir a Maduro y su círculo íntimo en virtud de la legislación antiterrorista.
Al calificar a Maduro de terrorista, la administración Trump justifica la posible escalada de acciones militares quirúrgicas contra activos e infraestructura dentro de Venezuela. Eso se puede realizar sin necesidad de recurrir a una declaración de guerra formal.
La política de la administración Trump se caracteriza por una combinación calculada de amenazas abiertas y un acercamiento insinuado, cuyo fin es maximizar su capacidad de negociación. Trump ha sugerido que la designación FTO permite a su ejército atacar la infraestructura del gobierno.
Días antes, el presidente incluso insinuó que ya había tomado una decisión sobre la acción específica emprendida en Venezuela. Esta postura de confrontación está diseñada para desestabilizar el comando y control del régimen venezolano.
Esta interpretación se valida con el rechazo categórico de la Casa Blanca a una propuesta de transición ofrecida por funcionarios venezolanos en noviembre de 2025. La oferta incluía la salida de Maduro tras un período de dos a tres años.
La propuesta también mencionaba que Delcy Rodríguez asumiría de forma interina, comprometiéndose a no postularse a la reelección. Washington rechazó la oferta por considerar el tiempo de transición excesivo.
Estados Unidos enfatizó que cualquier transición debería implicar una salida inmediata de Maduro. El rechazo a la oferta de transición de dos a tres años es una señal inequívoca.
La presión militar no busca un compromiso político a largo plazo, sino la capitulación a corto plazo. La estrategia busca forzar al régimen para que acepte una salida inmediata y protegida para evitar la cárcel.
Esto cierra la puerta a un escenario de transición “suave” que pudiera ser controlada por el chavismo. La estrategia dual de Washington está diseñada para mantener la presión máxima sin incurrir en el alto costo de una invasión.
El análisis estratégico identifica que el principal riesgo es la espiral de riesgo accidental. Un error de cálculo grave por parte de Estados Unidos al ejecutar una operación encubierta autorizada podría ser un motor de escalada.
Un incidente marítimo que resulte en víctimas significativas también podría provocar una respuesta escalada del régimen. Este ambiente de seguridad se deteriorará, manteniendo la preocupación por el riesgo físico para la población.
