La crisis entró esta semana en una nueva fase, más radical, con la adopción por los manifestantes de la estrategia de la “eclosión general”.
Los habitantes de Hong Kong desmontaban este sábado las barricadas y limpiaban los escombros tras una semana de caos y violencia, en la que los manifestantes prodemocracia paralizaron la actividad en la excolonia británica.
Desde junio, Hong Kong vive un movimiento sin precedentes contra la injerencia de Pekín en este territorio semiautónomo de 7,5 millones de habitantes, que sufre su mayor crisis política desde que en 1997 volviera a la soberanía china.
La crisis entró esta semana en una nueva fase, más radical, con la adopción por los manifestantes de la estrategia de la “eclosión general”, que consiste en multiplicar los bloqueos y los actos de vandalismo.
Estas acciones provocaron el caos en Hong Kong, paralizando casi completamente el metro y provocando el cierre de colegios y centros comerciales.
Las protestas de los últimos cinco días también paralizaron a las principales universidades del territorio, cuyos campus fueron ocupados por estudiantes y manifestantes enmascarados. Algunos de ellos se enfrentaron a la policía lanzado cócteles molotov, y utilizando arcos y flechas.
Sin embargo el número de estos manifestantes radicales empezó a disminuir el viernes por la noche, como por ejemplo en la Universidad China de Hong Kong, donde se vivieron violentos enfrentamientos este semana entre activistas y policía.
Este sábado, centenares de hongkoneses opuestos a estas acciones radicales se congregaron cerca de la Universidad de Hong Kong para desmontar las barricadas.
Frente a la Universidad Politécnica, los estudiantes limpiaban las calles, aunque aseguraban que mantendrían el bloqueo de uno de los principales túneles de acceso a la isla de Hong Kong.
– Limpieza –
“Con todas esta calles repletas de escombros, queremos hacer nuestra parte del trabajo de limpieza, ya que la situación no es tan tensa hoy”, declaró a la AFP un estudiante de unos 20 años, que requirió el anonimato.
El tráfico rodado también se ha restablecido este sábado en la ciudad, aunque algunas calles y carreteras siguen cortadas.
La situación contrasta con el rompecabezas que tuvieron que afrontar esta semana los hongkoneses para ir a sus trabajos, ya que los transportes públicos son esenciales para los desplazamientos en este territorio.
Hartos de los excesos de los manifestantes, 500 personas se manifestaron este sábado para apoyar a la policía, acusada por los manifestantes de violenta represión.
Los manifestantes se reunieron frente a las oficinas del gobierno con banderas de China y Hong Kong y tomándose fotos con los policías, a los que pidieron que “apliquen la ley con firmeza.
La semana estuvo marcada por la brutal muerte de un hombre de 70 años, que recibió un ladrillo en la cabeza cuando intentaba desmontar unas barricadas de los manifestantes, indicó la policía.
Los principales líderes del movimiento prodemocracia han rechazado hasta ahora condenar de forma abierta la violencia cometidas por sus militantes.
– “Reunión ilegal” –
Por otra parte, dos estudiantes alemanes, de 22 y 23 años, también fueron detenidos el jueves por participar en una “reunión ilegal”.
La movilización prodemocracia empezó en junio con el rechazo a un proyecto de ley que iba a autorizar las extradiciones a la China continental, donde la justicia está bajo la influencia del Partido Comunista.
El texto fue retirado en septiembre, pero los manifestantes ampliaron sus reivindicaciones, que incluyen el sufragio universal para elegir al jefe del ejecutivo de Hong Kong.
El jueves por la noche la secretaria de Justicia de Hong Kong, Teresa Cheng, que estaba en Londres, cayó al suelo cuando un grupo de manifestantes le gritaba en la calle.
La jefa del ejecutivo de Hong Kong calificó el incidente de “ataque bárbaro”. Y el ministerio chino de Exteriores exigió a Reino Unido que “investigue” estos hechos.