Megan Rapinoe, una de las capitanas del equipo de Estados Unidos campeón del mundo el pasado mes de julio e ícono de la lucha por los derechos del colectivo LGTB y de la igualdad hombre-mujer, conquistó el segundo Balón de Oro femenino de la historia, este lunes en París.
La jugadora del Seattle Reign FC, máxima goleadora y mejor jugadora del Mundial, sucede a sus 34 años a la noruega Ada Hegerberg, ganadora en 2018 en el lanzamiento de este galardón concedido por la revista France Football.
En el podio estuvo acompañada por la inglesa Lucy Bronze y por su compañera en la selección norteamericana Alex Morgan.
Con una personalidad arrolladora, que ha superado rápidamente el marco futbolístico, Rapinoe es una figura feminista, que marcha en primera línea de la lucha por los derechos de las personas LGBT y la igualdad entre hombres y mujeres, y convertida en un ícono de la oposición al presidente norteamericano Donald Trump.
Rapinoe no asistió a la ceremonia celebrada en el Theatre du Chatelet, aunque dejó un mensaje de agradecimiento en un video: “No puedo creer que lo haya ganado. Hemos vivido un año formidable”.
“Tenemos la suerte de que tenemos a nuestro lado a todas esas jugadoras que nos empujan a lo alto. Haré todo lo posible por estar ahí el año próximo”, añadió.