¿Te dedicas a lo que en realidad quieres hacer? Quizá. ¿O tal vez no? ¡Quién sabe! Es una de las preguntas más difíciles a las que nos enfrentamos en la vida.
¿Pero cuándo fue la última vez que fuiste totalmente honesto contigo mismo y lo pensaste? Si eres como la mayoría de la gente, quizá no lo hiciste hace poco.
“Creo firmemente en evaluar dónde crees que estás en tu vida más o menos una vez al año”, dijo Art Markman, profesor de Psicología y Mercadotecnia en la Universidad de Texas en Austin y autor del libro “Bring Your Brain to Work”.
“Podría ser en tu cumpleaños o en Año Nuevo. Podría ser alguna fecha importante para ti, pero una de las cosas que he descubierto es que hay muchas personas que esperaron hasta que ocurriera una tragedia en su vida (se enfermaron, o alguien que conocen se enfermó o sufrieron una pérdida), y ese fue el impulso que necesitaron para revaluarse. Creo que cada año deberíamos examinar dónde estamos y estar dispuestos a tomar una gran decisión de ser necesario”.
“No esperes a que ocurra una tragedia antes de estar dispuesto a reflexionar al respecto”, agregó.
No obstante, aunque seas alguien que se toma el tiempo de pensar en su carrera, ¿en realidad sabes qué aspectos considerar?
¿Qué estoy haciendo aquí?
Un empleado de tiempo completo pasa alrededor de 80.000 horas en el trabajo a lo largo de su vida laboral. Dejando de lado el hecho de que eso equivale a la mayoría de las horas que pasas despierto, considera los costos no tangibles. Si estás en la profesión equivocada, eso podría implicar decenas de miles de horas dedicadas a algo que ni siquiera te importa y que tampoco parece ser tu pasión.
“No solo es un asunto de aguantar una semana u otro mes”, comentó Markman. “Esos meses se vuelven años. Y cuando lo reconoces a esa magnitud quizá eso podría darte la fuerza de estar dispuesto a tomar una decisión difícil”.
La pasión por sí sola no necesariamente es el mejor indicador para saber si estás en la profesión adecuada —un tema que ya hemos cubierto en Smarter Living—, y a veces eso puede llevarte por el sendero equivocado. Sin embargo, un factor que podría ser definitorio es pensar en tus valores.
Todos tenemos en mayor o menor medida un conjunto de valores esenciales que nos definen. Quizá das prioridad a los logros, a ayudar a otros, a hacer el bien, a tener estructura en tu vida o simplemente a ser feliz. Sin importar cuáles sean esos valores, invertir tiempo en la introspección genuina y honesta para saber cuáles son puede ayudarte a avanzar en la dirección correcta a la hora de decidir si el trabajo al que te dedicas se apega a esos valores. De hecho, las personas con altos niveles de este tipo de autoconciencia tienen relaciones más sólidas, se desempeñan mejor en el trabajo y son más creativas.
Si jamás habías pensado mucho al respecto, una manera útil de identificar tus valores es dejar de hacer preguntas sobre ti que comiencen con la frase “por qué” y comenzar a hacer preguntas con la palabra “qué”. Este es un ejemplo de un artículo anterior que escribí sobre la autoconciencia: cuando piensas en una situación que provocó que te sintieras mal en el trabajo, tal vez te preguntas: “¿Por qué me siento tan mal?”.
Un mejor enfoque sería preguntarte: “¿Qué situaciones me hacen sentir terrible y qué tienen en común?”.
Puede parecer solo otra manera de decir lo mismo, pero podrían sorprenderte las distintas respuestas a las que llegas o la manera en que han cambiado esas respuestas con el tiempo.
“Cuando observes ese conjunto de valores, quizá te des cuenta de que el camino en el que estás jamás te llevará al nivel adecuado de satisfacción porque en realidad no estás haciendo algo que se ajuste al conjunto esencial de valores que tienes”, explicó Markman. “Y, cuando te das cuenta de eso, no es algo que vaya a mejorar. No es probable que cambien tus valores, así que necesitas estar dispuesto a hacer algo para cambiar de camino profesional”.
¿Entonces qué debes hacer?
Nuestras identidades laborales están tan entretejidas con nuestra identidad personal que a veces no podemos diferenciarlas, y esa es una trampa que puede mantener a las personas en profesiones que no las hacen felices. Algunos títulos laborales tienen ciertas connotaciones y suposiciones, y dejar un papel por otro puede alterar la identidad y la seguridad de una persona hasta la raíz.
No obstante, en vez de vincular a esa persona con esas connotaciones, Markman sugiere ver los puestos laborales de una manera distinta: como verbos en vez de sustantivos.
“Cuando vas a una fiesta, una de las primeras cosas que le preguntas a alguien es: ‘¿A qué te dedicas?’, porque creemos que eso nos dice algo profundo sobre quién es”, comentó. “Una de las cosas que debemos hacer es tratar de pensar en nuestra profesión como un verbo y no como un sustantivo. Hay muchas investigaciones sobre los sustantivos que muestran que, en cuanto le pones una etiqueta a algo, llegas a creer que alguien o algún objeto tiene la esencia de esa cosa. Un gato… ¿por qué los gatos son gatos? Tiene la esencia de un gato. Eso no solo es así con las categorías biológicas, sino que también es cierto cuando hablamos de profesiones”.
Ningún empleo abarca todas las habilidades de una persona, dijo Markman, así que, en vez de enfocarte en un puesto como una característica definitoria, solo deberíamos considerarlo un componente de una persona compleja que tiene otras habilidades, pasiones, desafíos, ideas, valores y más.
¿Qué significa eso para ti, la persona que podría cambiar de profesión? Básicamente, significa que tu puesto no te define. Solo es una parte de tu identidad, y cambiar uno por otro no transforma tu esencia.
Pero eso no es todo.
Tal vez la pregunta principal —o única— en tu mente es la siguiente: ¿y el dinero?
Desafortunadamente, solo tú puedes responder eso. Consideraciones como la familia, la ubicación, la edad, las deudas, los ahorros, los planes de reubicación, los objetivos para el retiro y muchos otros factores están involucrados. Es verdad que algunos estudios han señalado que el dinero comienza a ofrecer menos felicidad en cuanto el salario llega a los 75.000 dólares, mientras que otros estudios han hallado resultados distintos, pero algo que debes tener en cuenta es esto: con dinero no puedes escapar de algo que te hace sentir genuinamente miserable.
“Hacer algo que te parezca satisfactorio en realidad puede aumentar ese nivel de felicidad de maneras que ninguna cantidad de dinero te ofrecerá”, dijo Markman.
Además, considerándolo todo, la búsqueda de la felicidad a veces puede llevarte por caminos sorprendentes.
“Soy un fiel creyente en que no deberíamos ser nosotros quienes editamos la historia de nuestra vida. Deberíamos dejar que el mundo sea el editor de nuestra historia”, dijo Markman. “Por eso aprovecha las oportunidades, prueba cosas, dale una oportunidad a ese empleo. Atreverte a hacerlo tiene un costo muy bajo”.
¿Alguna vez has cambiado de profesión? ¿Cómo fue esa experiencia? Dímelo en Twitter @timherrera.
Gracias y feliz fin de semana