Un año después del incendio que destruyó el tejado de la catedral y conmocionó al planeta, la restauración está lejos de haberse iniciado.
La campana mayor de Notre Dame de París repicó este miércoles a las 20H00 (18H00 GMT) para conmemorar el primer aniversario del incendio que destruyó parcialmente la catedral, cuya reconstrucción se encuentra paralizada.
La campana mayor, conocida como “Emmanuel”, un regalo de Luis XIV (1638-1715) a la iglesia, sonó a la hora a la que, desde hace varias semanas, los franceses se asoman a la ventana para aplaudir al personal sanitario, en primera línea de la lucha contra la epidemia del nuevo coronavirus.
Un año después del incendio que destruyó el tejado de la catedral y conmocionó al planeta, la restauración está lejos de haberse iniciado, y la iglesia sigue en estado de “urgencia absoluta”, incluso si los sensores “no registraron nada preocupante” pese a “los choques térmicos”, dijo el general Jean-Louis Georgelin, encargado de la restauración.
“Reconstruiremos Notre Dame en cinco años, como prometí, y haremos todo lo posible para mantener este plazo”, aseguró el presidente francés Emmanuel Macron en un mensaje de video.
El jefe del Estado agradeció a “socorristas, donantes, constructores” que han “allanado el camino para esos días mejores que se aproximan, en los que los franceses volverán a encontrar la alegría de estar juntos y en los que la aguja de Notre Dame se alzará de nuevo hacia el cielo”.
-“Heroísmo”-
Preguntado por la AFP, el ministro de Cultura Franck Riester destacó el “heroísmo” del personal sanitario y de los bomberos en la noche del 15 de abril de 2019: “Para nosotros, en el momento que atravesamos, es un mensaje de esperanza increíble. La promesa de reconstrucción colectiva”.
En opinión del defensor del patrimonio y presentador de televisión Stéphane Bern “hay que salvar Notre Dame y el patrimonio porque va a darnos esperanzar para salvar al país”.
El riesgo sería que “este esfuerzo colectivo, esta aventura humana para las obras de patrimonio pasen a un segundo plano” debido a la pandemia. Sin embargo, “permiten vivir a cientos de familias”, advirtió.
“A través de nuestras obras contribuimos a relanzar la economía y a salvar nuestras PME [pequeñas y medianas empresas] y nuestros artesanos”, ahonda Gillaume Poitrinal, presidente de la Fundación del Patrimonio.
Paciencia y determinación son las palabras clave de Christophe Rousselot, al frente de la Fundación Notre Dame, que ha recaudado los mayores fondos.
“Para un edificio de ocho siglos, estas semanas que nos parecen tan largas parecerán solo un instante en la historia de la catedral a la que se interesarán nuestros nietos, si se la entregamos en buen estado”.
Para monseñor Benoist de Sinety, vicario general de París, “el plazo de cinco años se puede mantener, salvo elementos externos”. “Lo más importante es que el culto pueda reanudarse, es un lugar vivo, no es un museo”, declara.
“La arquitectura debe respetar lo que es el edificio. Estaremos vigilantes”, previene.
Eric Wirth, vicepresidente de la orden de arquitectos, estima que “Notre Dame está en buenas manos”. “Hay hombres superándose, poniendo su compromiso, su ingenio y, se puede decir aquí, su fe al servicio de una causa que es la de la humanidad”, según él.
Interrogado por los 902 millones de euros de donaciones y promesas de donativos, el general Georgelin dice que ha “registrado alrededor de 200 millones de euros” y no tiene “ninguna preocupación sobre el hecho de que ese dinero llegará”.
Muchos expertos aseguran que ya no hay ningún problema de la contaminación por plomo. Pero una asociación militante “por la defensa del ser humano y del medioambiente”, Robin de Bois, ha vuelto a la carga, y estima que el andamiaje “es una gran fuente para que se vuelvan a movilizar las partículas de plomo”.
Antes de suspenderse debido a la pandemia de coronavirus, la obra ya había sido paralizada brevemente este verano para mejorar la protección de los obreros frente a esta contaminación.