El saldo provisional era de tres muertos, uno en Bangladés y dos en India.
El ciclón Amphan, el más potente en dos décadas en el Golfo de Bengala, tocó tierra el miércoles en el este de India, provocando caos en ese país y en el vecino Bangladés con lluvias torrenciales y vientos de hasta 190 km/h.
Ambos países han evacuado a unos tres millones de habitantes ante la fuerza del meteoro.
Amphan tocó tierra alrededor de las 18H00 horas locales (12:30 GMT) en la frontera entre India y Bangladés, al sur de la ciudad de Calcuta, y se dirigía tierra adentro en Bangladés.
El saldo provisional era de tres muertos, uno en Bangladés y dos en India.
“El ojo se halla encima de la isla de Sagar”, en el estuario del río Hoogly, declaró a la AFP Sanjib Banerjee, director del centro metereológico regional.
Los meteorólogos temen una potencial marejada con olas de hasta cinco metros de altura.
En Calcuta “la gente está chillando mientras las ráfagas atraviesan la ciudad, golpeando puertas y ventanas”, explicó a la AFP una residente local, Sriparna Bose, una profesora universitaria de 60 años.
“No he visto una situación parecida en mi vida”, declaró.
Amplias zonas de la capital del estado indio de Bengada occidental están sin electricidad, cortada de forma preventiva para evitar los accidentes.
Bangladés ordenó la evacuación de 2,4 millones de personas que viven en zonas costeras bajas. En el lado indio, más de 650.000 personas fueron evacuadas en Bengala Occidental y en la región vecina de Odisha.
“Al menos 50 personas vinieron a refugiarse en mi casa construida con hormigón. Llegaron anoche. Les hemos dado comida. Hay una atmósfera de pánico”, dijo a la AFP Abdur Rahim, un criador de camarones de la aldea de Kalinchi en Bangladés.
Amphan llegó a la categoría 4 sobre 5 en la escala de Saffir Simpson el lunes, con vientos de 200 a 240 km/h, y es el ciclón más potente que se produjo en el Golfo de Bengala desde 1999. Ese año, un ciclón mató a 10.000 personas en Odisha.
Las autoridades indias y de Bangladés esperaban enormes daños materiales.
“Es una velocidad de viento devastadora y puede causar destrucción a gran escala. Puede arrancar árboles y dañar muchas infraestructuras”, dijo Mrutyunjay Mohapatra, director general del departamento meteorológico de India.
Las primeras imágenes mostraban centenares de casas hechas de barro completamente aplanadas. “Es como si les hubiera pasado por encima una apisonadora”, explicó Babul Mondal, habitante de Jharkhali, al sur de Calculta.
– Doble castigo –
Los países de la región aprendieron las lecciones de los devastadores ciclones de las décadas anteriores. En los últimos años, construyeron miles de refugios para la población y desarrollaron políticas de evacuación rápida.
Sin embargo, su tarea se complica esta vez por la pandemia del coronavirus, ya que los desplazamientos de población pueden favorecer la propagación del virus.
Bangladés abrió más de 13.000 refugios anticiclón, casi el triple del número habitual, para que éstos estén menos cargados.
Tanto en India como en Bangladés, las autoridades han pedido a los evacuados que lleven máscaras en el interior.
“Le dijimos a la gente que mantuviera una distancia física en los refugios debido al coronavirus”, explicó Shah Kamal, jefe de la autoridad de gestión de desastres de Bangladés.
Por miedo a contraer la enfermedad covid-19, una parte de los habitantes de las zonas de riesgo optó por quedarse en casa, a pesar del peligro que representaba el ciclón.
Aunque la frecuencia y la intensidad de los ciclones han aumentado en los últimos años en el Golfo de Bengala, un fenómeno atribuido en parte al calentamiento global, los balances humanos son generalmente mucho menores que en el pasado gracias a un sistema de vigilancia más desarrollado y a medidas preventivas bien establecidas.