Protestan por un controvertido proyecto de redacción de una nueva Constitución.
Al menos 55 personas resultaron heridas este miércoles durante una manifestación celebrada este miércoles en Sofía contra el primer ministro búlgaro, Boiko Borissov, después de que éste obtuviera aval del Parlamento para lanzar su controvertido proyecto de redacción de una nueva Constitución.
Tras una jornada tensa, los enfrentamientos se intensificaron en la capital búlgara por la noche local, con manifestantes tirando petardos, piedras y botellas contra la policía, que protegía la sede del gobierno y del Parlamento.
Los agentes respondieron con gas pimienta y granadas de estruendo.
Un total de 55 personas, incluyendo 37 policías, manifestantes y periodistas fueron llevados al hospital a primera hora de la tarde, la mayoría de ellos, intoxicados, según las autoridades sanitarias y la policía.
Además, la jornada se saldó con 95 manifestantes arrestados, la mayoría durante los enfrentamientos nocturnos, declaró un responsable de la policía.
La oenegé Comité Helsinki denunció “un uso desproporcionado de la fuerza”, si bien el jefe de la policía de Sofía, Georgy Hadzhiev, rechazó esta acusación
Frente al Parlamento, miles de manifestantes gritaban “¡Dimisión” o “¡Mafia!”, tirando objetos contra los policías equipados con máscaras y escudos.
Se trataba del primer día de manifestaciones empañado por la violencia desde que empezaron las protestas diarias contra la corrupción, en julio.
Manifestantes de todas las tendencias políticas reclaman la dimisión del gobierno y del fiscal general, Ivan Guechev, a los que acusan de “estar ligados a la oligarquía”.
El primer ministro Borissov, en el poder desde 2009, se niega a dimitir. Su partido, Gerb, obtuvo el miércoles el permiso legislativo para abrir discusiones con vistas a la elaboración de una nueva Constitución. Estas tareas durarán previsiblemente entre dos y cinco meses.
Según observadores, la propuesta del Ejecutivo persigue mantener a los conservadores y a sus aliados nacionalistas en el poder hasta el fin de su mandato, en marzo de 2021.
El partido de la minoría turca MDL y la oposición socialista se opusieron al proyecto, pues la izquierda cree que por su intermedio el gobierno busca limitar los poderes del presidente de la República, afín a sus posiciones.