,

Más que nunca, Trump se presenta como el defensor de la población blanca de Estados Unidos

Más que nunca, Trump se presenta como el defensor de la población blanca de Estados Unidos
El presidente Donald Trump saluda a oficiales de policía en Kenosha, Wisconsin, el 1.° de septiembre de 2020. (Anna Moneymaker/The New York Times)

WASHINGTON — Tras un verano en el que cientos de miles de personas se lanzaron a las calles a protestar por la injusticia racial que sufren los estadounidenses negros, desde hace unos días el presidente Donald Trump ha dejado muy claro que, en su opinión, el verdadero problema racial del país es el sesgo en contra de los estadounidenses blancos.

Solo unos días después de haber regresado de Kenosha, Wisconsin, donde les expresó su respaldo incondicional a los cuerpos policiales y ni siquiera mencionó el nombre de Jacob Blake, el hombre negro al que la policía le disparó siete veces por la espalda, Trump emitió una orden el viernes para eliminar del gobierno federal cierto tipo de capacitación denominada “sensibilidad racial” que la Casa Blanca describió como “propaganda divisoria y antiestadounidense”.

Luego de eso, el presidente pasó gran parte del fin de semana en Twitter, donde publicó comentarios sobre esa medida y se retrató como un guerrero dedicado a combatir la política identitaria. “Es una enfermedad y no podemos permitir que continúe”, escribió acerca de esos programas. “¡Por favor reporten cualquier avistamiento para que podamos extinguirla de inmediato!” decía un tuit que compartió de un medio conservador que aclamó su orden: “¡Lo sentimos, liberales! ¡El curso de introducción para los antiblancos queda cancelado para siempre!”.

Desde hace varias generaciones no se había visto que un presidente en funciones se declarara tan abiertamente el candidato de la población blanca de Estados Unidos. En contraste con la estrategia de atemperar los mensajes a favor de la guerra cultural adoptada por la campaña de Trump en la Convención Nacional Republicana el mes pasado, cuando presentó a partidarios negros e hispanos que negaron que Trump sea racista, el mismo presidente les ha dado un papel cada vez más central en su campaña para ganar un segundo mandato a los reclamos de sus simpatizantes blancos.

Al parecer, el mensaje está diseñado para galvanizar a partidarios cautivados por la postura de aparente desafío a la corrección política que han visto desde el lanzamiento de su campaña presidencial anterior en 2015, cuando el presidente denunció, sin ninguna prueba, que los mexicanos que cruzaban la frontera eran “violadores”. Si bien en un principio Trump expresó preocupación por el asesinato de George Floyd a consecuencia de una maniobra de sujeción con la rodilla de un policía blanco en Minneapolis esta primavera, lo cual hizo estallar protestas por todo el país, desde entonces se ha concentrado casi por completo en defender a la policía y condenar aquellas manifestaciones en las que ha habido brotes de violencia y saqueos.

Ha descrito algunas ciudades estadounidenses como caldo de cultivo para el caos y ha hablado de “amas de casa suburbanas” que según él tienen miedo de que gente de bajos recursos se mude a sus vecindarios, además de intentar bloquear una iniciativa (respaldada por el Pentágono y los legisladores republicanos) para cambiar la designación de bases del Ejército que llevan nombres de generales confederados, criticar a la NASCAR por prohibir la bandera confederada, decir que el movimiento Black Lives Matter es un “símbolo de odio” y comprometerse a retirarle presupuesto a las ciudades que no tomen medidas suficientemente estrictas contra los manifestantes.

De hecho, busca congraciarse con un subconjunto de electores blancos que piensan que los medios noticiosos y las élites políticas catalogan a los simpatizantes de Trump como inherentemente racistas. Trump ha negado en repetidas ocasiones la idea de que Estados Unidos tiene un problema de sesgo racial sistémico y le resta importancia a las instancias de brutalidad policial contra ciudadanos negros perpetradas por unas cuantas “manzanas podridas”, en sus propias palabras.

“Trump se va los extremos y ha hecho algo que va más allá de cualquier otra cosa que hayamos visto”, aseveró Sherrilyn Ifill, presidenta de NAACP Legal Defense and Educational Fund. “Jugar con el racismo es peligroso. No es un tema que puedas explotar un poco, de manera furtiva o con códigos o lenguaje sugestivo. Es territorio peligroso y puede dar pie a la violencia”.

Los asistentes de Trump afirman que las acciones del presidente buscan eliminar puntos de vista perniciosos que en realidad exacerban los prejuicios. “El presidente Trump cree que los hombres y las mujeres son iguales, y resistirá cualquier filosofía antiestadounidense que promueva la división racial”, declaró el domingo Kayleigh McEnany, secretaria de prensa de la Casa Blanca.

Las perspectivas que el público tiene de Trump atraviesan un prisma racial. Una encuesta de CBS News realizada la semana pasada reveló que el 66 por ciento de los electores registrados creen que Trump favorece a los blancos, mientras que el 20 por ciento cree que favorece a los negros y el 50 por ciento afirmó que trabaja en contra de los negros. El 81 por ciento de los electores negros dijeron que trabaja en contra de sus intereses.

En la encuesta, Trump obtuvo una ventaja del 51 por ciento sobre el 43 por ciento del exvicepresidente Joe Biden, su contendiente demócrata, entre los electores blancos, pero quedó rezagado entre los electores negros, con un apoyo de solo el 9 por ciento, en comparación con el 85 por ciento para Biden. Entre los electores hispanos, Biden obtuvo una ventaja del 63 contra el 25 por ciento.

El enfoque del presidente en días recientes parece contradecir el programa de la convención republicana que buscó suavizar su imagen en el tema racial con la presentación de personalidades que lo validaron, como Herschel Walker, exestrella de futbol, y Vernon Jones, legislador estatal demócrata de raza negra en Georgia, quien habló de que Trump tiene amigos y brinda apoyo a gente de todas las razas.

El presidente con frecuencia afirma, sin ningún fundamento, que ha hecho más por los estadounidenses negros que cualquier otro presidente, a excepción, quizá, de Abraham Lincoln. Cita el apoyo al financiamiento para colegios y universidades históricamente negros, su firma de la ley de reforma a las sentencias del sistema de justicia penal y una tasa de desempleo para los negros que llegó a niveles bajos récord durante su mandato, pues siguió una tendencia lograda por su predecesor, hasta que se elevó de nuevo debido a la ralentización de la economía a causa de la pandemia.

Sin embargo, algunos analistas señalaron que el propósito de la convención fue facilitar la decisión de dar su apoyo a Trump a los electores blancos que sentían cierta inquietud por el historial del presidente en el tema racial, y eso tal vez haya resultado atractivo para otros electores no blancos molestos por la denominada cultura de cancelación que se ha convertido en blanco favorito de la derecha.

Como otras políticas presentadas casi sin ningún aviso con antelación, el enfoque de Trump en la capacitación sobre diversidad parece haberse originado en algo que vio en Fox News. El martes por la noche, Tucker Carlson entrevistó a Christopher F. Rufo, académico conservador del Discovery Institute, quien criticó algunos programas del gobierno que describió como “adoctrinamiento del culto” de la “teoría crítica de la raza”.

“Es de lo más impresionante la forma en que la teoría crítica de la raza se ha infiltrado en todas las instituciones del gobierno federal; lo que he descubierto es que la teoría crítica de la raza se ha convertido, en esencia, en la ideología predeterminada de la burocracia federal y ahora se comienza a utilizar como arma contra el pueblo estadounidense”, dijo Rufo en el programa.

En su sitio web, Rufo identifica a seis dependencias que han realizado sesiones de capacitación que, según relata, afirman que Estados Unidos es inherentemente racista y promueven conceptos como el sesgo inconsciente, el privilegio de la raza blanca y la fragilidad blanca. Comentó, por ejemplo, que en el Departamento del Tesoro se les había dicho a los empleados que “prácticamente todos los blancos contribuyen al racismo” y que los miembros del personal que son blancos debían “hacer todo lo posible por aceptar su racismo”.

El comunicado de Trump del viernes adoptó en gran medida este lenguaje, pero se lo atribuyó a “reportes de prensa”. El comunicado, firmado por Russell T. Vought, director de la Oficina de Administración y Presupuesto, declara que “esta propaganda divisoria, falsa y degradante del movimiento de la teoría crítica de la raza va en contra de todos los principios que sostenemos los estadounidenses y no debería tener cabida en el gobierno federal”.

Una Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *