Diez años después del último título alzado por Kobe Bryant, Los Angeles Lakers regresaron el domingo a la cumbre de la NBA de la mano de LeBron James y empataron con los Boston Celtics como la franquicia más ganadora de la historia.
En la celebración de su victoria en las Finales ante los Miami Heat (4-2) se mezclaba el orgullo con una profunda emoción por el recuerdo de Bryant y su hija Gianna, cuyas muertes en un accidente de helicóptero en enero dejaron conmocionada a la NBA y especialmente a los Lakers.
“Hemos sufrido una tragedia desgarradora con la pérdida de nuestros amados Kobe y Gianna. Que este trofeo nos recuerde que cuando estamos juntos, cuando creemos el uno en el otro, pueden ocurrir cosas increíbles”, dijo la dueña de los Lakers, Jeanie Buss, al recibir el título de campeones en Disney World (Orlando).
Con este 17º anillo se cerraba el capítulo más oscuro de la historia de esta icónica franquicia, que hasta esta temporada estaba sumida en una colección de fracasos y conflictos con seis años consecutivos sin clasificar a playoffs.
Fue toda una travesía en el desierto para una franquicia acostumbrada a gloriosos triunfos de la mano de leyendas como Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson y el propio Kobe Bryant, ganador de cinco anillos.
Durante esta década negra se vivieron tres de las peores temporadas del equipo, que tocó fondo en la 2015-16 con solo 17 victorias y 65 derrotas.
– La llegada de LeBron –
En 2017, los Lakers comenzaron a tomar decisiones de impacto, la primera de ellas el despido del mánager general Mitch Kupchak y el retorno de Earvin ‘Magic’ Johnson, ahora como presidente de operaciones de básquetbol.
En esas fechas, Jeanie Buss anunció que su hermano Jim era apartado como vicepresidente ejecutivo de operaciones de básquetbol, el acto final de una cruda disputa familiar que saltó a la esfera pública.
A principios de marzo, Rob Pelinka, el agente de Kobe Bryant, fue contratado como mánager general con la misión de ayudar a Magic a atraer a estrellas a Los Ángeles.
El primer gran bombazo llegó en julio de 2018, cuando Magic y Pelinka concretaron la llegada de LeBron James con un contrato por cuatro años y 154 millones de dólares.
A sus 33 años, James partía de nuevo del equipo de su ciudad, los Cleveland Cavaliers, al que llevó al primer anillo de su historia (2016), buscando nuevos retos por primera vez en la conferencia Oeste.
“Significa mucho representar a esta franquicia. Cuando llegué le dije a Jeanie (Buss, propietaria de los Lakers) que quería devolver a esta franquicia al lugar al que pertenece”, recordó el domingo James, ganador del premio al Jugador Más Valioso (MVP) de las Finales.
– Davis, la última pieza –
La llegada de ‘King James’ fue el principio del cambio deportivo en Los Ángeles, pero la primera campaña todavía fue problemática.
Rodeado de promesas sin consolidar, como Lonzo Ball y Brandon Ingram, LeBron no logró enderezar el rumbo de la franquicia y llevar a los playoffs, y él mismo se perdió 55 de los 82 partidos por lesión.
La tensión en los despachos se volvió insoportable después de que fracasara el primer intento por fichar a Anthony Davis. Con lágrimas en los ojos, Magic Johnson anunció su salida de los Lakers acusando después a Pelinka de una “puñalada por la espalda”.
Al mando de las operaciones, Pelinka despidió rápidamente al entrenador Luke Walton y lo sustituyó por Frank Vogel, un técnico de buena reputación pero que nunca había alcanzado unas Finales y que acababa de fracasar en los Orlando Magic.
En junio, Pelinka logró finalmente reclutar a Davis, la estrella que LeBron había pedido, enviando a New Orleans a Lonzo, Ingram y Josh Hart, además de tres primeras rondas de draft.
Fue una apuesta muy fuerte que pronto dio resultados. Cuando se suspendió la temporada en marzo por el coronavirus, los Lakers ya eran líderes del Oeste.
En shock por la muerte de Kobe, el equipo, con LeBron a la cabeza, se conjuró para brindarle tributo ganando el campeonato.
Ya en los playoffs en Disney World (Orlando) LeBron y Davis desarrollaron una química pocas veces vista entre dos jugadores de nivel MVP.
Ante Miami, los Lakers demostraron que son el nuevo equipo a batir y, con LeBron y Davis al mando, confían en abrir un nuevo ciclo ganador en Los Ángeles.