Trump enfrenta una avalancha de oposición nacional por parte de las mujeres, las personas de color, los votantes urbanos y de los suburbios, los jóvenes, los adultos mayores y los nuevos votantes.
Según una nueva encuesta, Joe Biden tiene una clara ventaja por encima del presidente Donald Trump en cuatro de los estados pendulares más importantes, impulsado por el apoyo de los votantes que no participaron en las elecciones de 2016 y quienes ahora parece que se están movilizando en grandes cantidades para emitir sus votos, principalmente a favor del candidato demócrata.
Biden, el exvicepresidente, supera a Trump en los estados clave del norte de Wisconsin y Pensilvania, así como en los estados del Cinturón del Sol de Florida y Arizona, según un sondeo entre votantes probables realizado por The New York Times y Siena College. Su ventaja es más pronunciada en Wisconsin, donde tiene una clara mayoría de los votos y supera a Trump por 11 puntos, 52 por ciento contra 41 por ciento.
Pareciera que el desempeño de Biden en el mapa electoral lo ubica en una posición más fuerte de cara al día de la elección, en comparación con cualquier otro candidato presidencial desde 2008 cuando, en medio de una crisis económica global, Barack Obama obtuvo la Casa Blanca con 365 votos del Colegio Electoral, y con el mismo Biden como su compañero de fórmula.
La aparente debilidad de Trump en muchos de los trofeos electorales más grandes del país lo deja con un estrecho margen para alcanzar los 270 votos del Colegio Electoral requeridos para lograr una victoria, si no es que sucede una derrota sorpresiva o un error sistémico de las encuestas de opinión que sea mayor a los tropiezos de la elección de 2016. Si la ventaja de Biden se mantuviera en tres de los cuatro estados incluidos en el sondeo, casi con certeza podría ganar, y si se llevara Florida es posible que solo necesite ganar uno más de los estados grandes donde Trump se impuso en 2016 para asegurar la presidencia.
En los días previos al cierre de la campaña, Biden mantiene una ventaja modesta en Florida, donde va por encima de Trump por tres puntos, 47 por ciento a 44 por ciento. Lidera por seis puntos tanto en Arizona como en Pensilvania. En ningún estado Trump obtuvo más del 44 por ciento.
El margen de error en Wisconsin y Florida es de 3,2 puntos porcentuales, 3 puntos en Arizona y 2,4 puntos en Pensilvania.
Desde finales de la primavera pasada, Biden ha mantenido una ventaja consistente en el mapa electoral en los sondeos del Times. Aunque ha variado con el tiempo y difiere según el estado, en ningún momento ha quedado detrás de Trump en los estados pendulares que muy probablemente decidirán la elección.
La ventaja de Biden está blindada contra cualquier suceso de último minuto en la contienda debido a la escala de votos anticipados y votos por correo que ya se han emitido, mientras el país lidia con un resurgimiento del coronavirus. Para el mediodía del sábado, más de 90 millones de estadounidenses ya habían emitido su voto, según el United States Election Project. En tres de los cuatro estados encuestados por el Times, una mayoría de los participantes respondieron que ya habían votado, siendo Pensilvania la excepción.
El presidente, que por una pequeña ventaja se llevó los cuatro estados al enfrentar a Hillary Clinton, ahora va por detrás de la proporción que logró en 2016 en todos ellos, una posición muy grave para un presidente titular, días antes de la elección. También va rezagado de manera consistente en las encuestas públicas de Michigan, otro gran estado que ganó en 2016 y que, junto a Wisconsin y Pensilvania forma parte de la llamada Muralla Azul de los Grandes Lagos que durante décadas solía pertenecer a los demócratas.
Ante ese sombrío panorama, el mandatario sigue poniendo en duda, sin fundamento, la integridad de la elección. El sábado en Pensilvania, le dijo a sus seguidores que el país podría esperar durante semanas antes de conocer al ganador y que “cosas muy malas” podrían suceder cuando se escrutaran las boletas durante los días posteriores a la elección.
Trump ha logrado conservar a casi toda la coalición que lo eligió la primera vez, en gran parte conservadores de zonas rurales y votantes blancos sin educación universitaria. En los últimos cuatro años, el presidente parece haber mejorado su posición entre los votantes hispanos en Florida, pero ha caído significativamente entre los votantes blancos que cuentan con educación superior.
De manera más amplia, Trump enfrenta una avalancha de oposición nacional por parte de las mujeres, las personas de color, los votantes en las ciudades y los suburbios, los jóvenes, los adultos mayores y, lo que tal vez sea más significativo, por parte de los nuevos votantes. En los cuatro estados, los votantes que no participaron en 2016 pero ya votaron esta vez, o tienen planes de hacerlo, dijeron que apoyan a Biden en gran medida. Ese grupo incluye tanto a los votantes que no suelen acudir a las urnas como a los jóvenes que hace cuatro años no podían votar.
En Wisconsin, los electores que no sufragaron en 2016 favorecen a Biden por 19 puntos. Y la preferencia es asimétrica de manera similar en Florida, donde el candidato demócrata aventaja por 17 puntos. La preeminencia del exvicepresidente entre los que no acudieron a votar en 2016 es de 12 puntos en Pensilvania y de 7 puntos en Arizona.
Muchos de quienes señalaron no haber votado en 2016 dijeron que ya lo habían hecho este año. En Florida y Arizona más de dos tercios de los que no votaron en 2016 y que fueron identificados como votantes probables este año dijeron que ya habían sufragado.
Ese número era de 56 por ciento en Wisconsin y de 36 por ciento en Pensilvania.
Melissa Dibble, de 47 años, de Boynton Beach, Florida, es una de esas nuevas votantes. Dibble se registró como independiente y dice que no votó en 2016 porque no creía que Hillary Clinton fuera “la presidenta adecuada para nuestro país” y Trump le parecía “risible”. El viernes dijo que planeaba votar por Biden esa tarde.
“Sé cuán importante es votar, pero no lograba aceptar las opciones en ese momento”, dijo Dibble, en referencia a la elección de 2016. Dijo que votaría por Biden porque “realmente quiero un cambio. No puedo creer que tengamos un presidente que, por la noche en la cama tuitea disparates y simplemente habla mal de las personas”.
Vince Kowalewski, de 73 años, de Muhlenberg Township, Pensilvania, dijo que jamás en su vida había votado pero que estaba decidido a votar contra Trump, a quien definió como “el peor presidente que hemos tenido”.
“Tengo que ir ahí y votar contra él” dijo Kowalewski.
Pero Kowalewski dijo que también apreciaba las políticas de salud de Biden, entre ellas la Ley de Atención Médica Asequible, gracias a la cual su hija pudo recibir un tratamiento para el cáncer que le salvó la vida.
Las cifras de nuevos votantes representan un revés para el presidente, cuyos asesores han sostenido durante mucho tiempo que superaría sus cifras de votación en las encuestas debido al apoyo que recibiría de los votantes poco frecuentes e inconsistentes. Los republicanos mantienen la esperanza de que la maquinaria de inscripción y participación de votantes de la campaña de Trump logre una ventaja crucial sobre Biden en unos cuantos campos de batalla clave, o al menos que levante lo suficiente a los candidatos del partido para mantener el control en el Senado.
Basado en la encuesta, sin embargo, parece que Biden más que Trump podría ser el beneficiario de una participación récord.
Aún así, el entusiasmo que Trump despierta entre sus partidarios sigue siendo un factor en la elección. Linda Shoop, de Halifax, Pensilvania, dijo que no votó en 2016 pero no por falta de preferencia: partidaria de Trump, Shoop tiene artritis y lucha por moverse. Pero con el voto ausente más accesible este año, dijo que votaría por correo por el presidente.
“Tiene sentido común”, dijo Shoop, describiéndolo como alguien más directo que un político de amplia experiencia como Biden. El presidente, dijo, “no te miente. Si dice que va a hacer algo, va y lo hace”.
Si el mandatario es derrotado, la explicación más obvia puede ser su debilidad entre las mujeres. Biden tiene una ventaja de dos dígitos sobre Trump entre las votantes en cada uno de los cuatro estados y, en algunos, la ventaja fue tan significativa que compensa la fuerza de Trump entre los hombres.
En Arizona, por ejemplo, el presidente tenía una ventaja de ocho puntos con respecto a los hombres, pero Biden era el abrumador favorito de las mujeres, ganando el 56 por ciento de ellas en comparación con el 38 por ciento de Trump.
El otro grupo que impulsa a Biden son los votantes blancos con educación universitaria, un bloque tradicionalmente republicano que ha huido del partido durante la era Trump. El exvicepresidente lidera por dos dígitos entre los votantes blancos con educación superior en Wisconsin, Pensilvania y Arizona y le gana, 48 por ciento a 45 por ciento, en ese electorado en Florida.
En el condado de Maricopa, Arizona, donde se encuentran Phoenix y sus suburbios, Biden está ganando el 48 por ciento de los votos en comparación con el 42 por ciento de Trump, según la encuesta. En 2016, Trump ganó ese condado por tres puntos.
Biden también está a punto de convertirse en el primer demócrata en 20 años que podría ganar entre los adultos mayores, los votantes que corren más riesgos con el coronavirus. En Wisconsin y Pensilvania, el exvicepresidente lidera por dos dígitos entre ellos. Y en Florida y Arizona, paraísos para jubilados, con personas mayores más ricas y con más fobia a los impuestos, Trump está efectivamente empatado con Biden entre los votantes mayores, a pesar de que en 2016 ganó con ellos de manera convincente en ambos estados.
El mandatario sigue en disputa en Florida por su apoyo de los blancos de clase trabajadora y sus logros entre los votantes hispanos. Es más competitivo entre los latinos de Florida que en 2016, y el 9 por ciento de ellos siguen indecisos.
Los hombres hispanos en Florida, en particular, están más dispuestos a apoyar a Trump. La encuesta encontró que ambos candidatos dividen este grupo casi por igual, Biden tiene una ventaja de solo un punto. Pero el presidente se enfrenta a una brecha de género aún mayor en la comunidad hispana que la que tiene en conjunto: las latinas favorecen a Biden por 39 puntos.
Farah Robles Figueroa, de West Palm Beach, señaló que ya había votado por Biden en el más grande de los tradicionales estados bisagra. Robles, de 32 años, es una demócrata registrada, pero dijo que no participó en las elecciones de 2016 porque creía que Clinton ganaría con seguridad. Comentó que admiraba el carácter personal de Biden y aprobaba sus recomendaciones para luchar contra el coronavirus, como la de ordenar el uso de mascarillas.
Pero Robles también cree que en esta votación hay algo mucho más grande en juego.
“No quiero ser dramática”, dijo, “pero voy a votar este año porque siento que la democracia está en juego”.
Nate Cohn, Matt Stevens e Isabella Grullón Paz colaboraron con reportería.
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