El expresidente Evo Morales, exiliado en Argentina, volverá a Bolivia el próximo lunes, un día después de la toma de mando de su delfín Luis Arce, y emprenderá un recorrido de 1.100 kilómetros desde la localidad fronteriza de Villazón hasta el Trópico de Cochabamba.
“Pasado mañana (lunes) en la mañana, a las 10 o las 11, estaré cruzando la frontera” de Argentina y Bolivia, dijo Morales en una rueda de prensa este sábado.
“Espero que no haya problemas jurídicos”, añadió, al agradecer al presidente argentino Alberto Fernández que lo acompañará en el cruce de la frontera “por una cuestión de seguridad”.
Fernández debe viajar este sábado a La Paz para la investidura de Arce y se espera que el lunes esté en La Quiaca con Morales.
Con una caravana que recorrerá varios pueblos bolivianos, el expresidente socialista se desplazará por tierra hasta la localidad de Chimoré, en el Trópico de Cochabamba, a donde piensa llegar el 11 de noviembre para establecerse.
En esa región Morales comenzó su actividad como sindicalista y activista cocalero en la década de 1980 y se refugió allí hace un año, en medio de protestas y disturbios por denuncias de fraude en su cuarta reelección consecutiva.
Este sábado, señaló que sus compañeros de los movimientos sociales “me dirán si sigo de dirigente o no”.
Morales, de 61 años, tenía orden de detención preventiva en Bolivia por acusaciones de “terrorismo”, que él atribuye a “una guerra sucia”, pero hace unos días fue anulada por la justicia.
Morales renunció a la presidencia el 10 de noviembre de 2019, tras perder el apoyo de las fuerzas armadas en medio de una crisis desatada por denuncias de fraude electoral.
Asilado inicialmente en México, se refugió en Argentina en diciembre de 2019, al asumir la presidencia Fernández.