Cuando Gbenga Ogedegbe comenzó a investigar las infecciones de coronavirus entre los pacientes negros e hispanos, pensó que sabía lo que encontraría. Los pacientes negros e hispanos infectados serían más propensos a ser hospitalizados, en comparación con los pacientes blancos, y tendrían probabilidades de morir.
Pero eso no fue lo que descubrió.
Ogedegbe, director de la división de salud y comportamiento de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (NYU, por su sigla en inglés), y sus colegas analizaron los registros médicos de 11.547 pacientes en el sistema de Salud Langone de la NYU que se hicieron la prueba de coronavirus entre el 1.° de marzo y el 8 de abril.
Tras considerar varias disparidades, Ogedegbe halló que los pacientes negros y latinos infectados no tenían mayores probabilidades que los blancos de ser hospitalizados. Si así sucedía, los pacientes negros tenían un riesgo ligeramente menor de morir.
“Estábamos sorprendidos”, comentó Ogedegbe.
El estudio fue divulgado en la publicación especializada JAMA Network Open. Otros tres amplios estudios recientes han llegado a las mismas conclusiones sorprendentes.
Los nuevos hallazgos no contradicen un vasto cuerpo de investigación que demuestra que los estadounidenses negros e hispanos son más propensos a verse afectados por la pandemia, en comparación con la gente blanca. El coronavirus tiene mayor prevalencia en las comunidades minoritarias, y en estos grupos se han visto infecciones, enfermedades y muertes en cantidades desproporcionadas.
Sin embargo, los nuevos estudios sí sugieren que no hay una vulnerabilidad innata al virus entre los estadounidenses negros e hispanos, dijeron Ogedegbe y otros expertos. En cambio, estos grupos suelen estar más expuestos debido a factores sociales y ambientales.
“Lo escuchamos todo el tiempo: ‘Las personas negras son más susceptibles’. Todo es por la exposición; por dónde vive la gente. No tiene nada que ver con los genes”, comentó Ogedegbe.
Entre muchas otras vulnerabilidades, las comunidades y los hogares de personas negras e hispanas tienden a albergar a más gente; muchas personas trabajan en empleos que requieren un contacto frecuente con otros y el uso del transporte público. El acceso a la atención médica es más deficiente que entre los estadounidenses blancos y los índices de enfermedades preexistentes son mucho mayores.
“Para mí, estos resultados hacen evidente que las disparidades en la mortalidad que vemos son incluso más terribles”, comentó Jon Zelner, un investigador de salud pública de la Universidad de Míchigan que condujo uno de los nuevos estudios.
Los estragos entre los estadounidenses negros e hispanos “podrían haberse aliviado fácilmente antes de la pandemia mediante un enfoque menos gastado y cruel del bienestar social y la atención médica en Estados Unidos”, agregó. “Incluso sin eso, mucho de esto podría haberse evitado”.
Por ejemplo, el gobierno federal podría haber protegido a los ciudadanos de situaciones laborales arriesgadas al proporcionarles subsidios para su ingreso que les permitieran quedarse en casa, afirmó Zelner. El gobierno podría haberse asegurado de brindar el equipo de protección adecuado para los trabajadores en los asilos y las instalaciones de cuidados prolongados.
Zelner y sus colegas analizaron los datos de 49.701 pacientes de coronavirus en Míchigan, hospitalizados y ambulatorios, de marzo a junio. En esta población, la tasa de letalidad fue la misma para los pacientes negros e hispanos: del 11 por ciento.
(La elevada tasa refleja el hecho de que la incidencia en Míchigan a principios de la pandemia estaba dominada por las personas de la tercera edad, explicó Zelner. Y los datos incluyen casos detectados, en lugar de todas las infecciones durante ese periodo, en el cual había menos pruebas).
Un estudio de pacientes en los hospitales del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos, que condujeron Christopher Rentsch de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres e investigadores de la agencia gubernamental, analizó los registros sanitarios de más de 5 millones de pacientes en más de 1200 instalaciones.
Unas 16.317 personas salieron positivas en la prueba de coronavirus. Rentsch encontró que, entre ellas, no hubo diferencia en los índices de letalidad entre pacientes blancos, negros o hispanos.
Un estudio en Nueva Orleans, que encabezó Eboni Price-Haywood, quien dirige el Centro de Investigación de Resultados y Servicios de Salud de Ochsner (CHSOR, por su sigla en inglés), incluyó a 3481 pacientes que dieron positivo en la prueba de coronavirus entre el 1.° de marzo y el 11 de abril.
Ella y sus colegas encontraron que los pacientes negros y blancos tuvieron el mismo índice de letalidad.
“Después de leer el documento de investigación, la gente siempre se queda perpleja”, dijo Price-Haywood en una entrevista. Sin embargo, añadió que, para cuando alguien está lo suficientemente enfermo para ser hospitalizado, la raza se vuelve irrelevante.
“Si estabas lo suficientemente débil para ameritar una hospitalización, estabas lo suficientemente débil para morir”, comentó Price-Haywood.
Los cuatro estudios confirmaron marcadas diferencias en la incidencia de infecciones de coronavirus entre pacientes blancos y pertenecientes a minorías.
En el estudio de Ogedegbe, los pacientes negros e hispanos eran de un 60 a un 70 por ciento más propensos que los blancos a infectarse. En la investigación de Míchigan, la incidencia de infección entre la gente de color fue cuatro veces mayor que la de los blancos.
“Si tuvieran que remplazar las tasas de incidencia para la gente afroestadounidense, verían una reducción del 83 por ciento en la mortalidad”, afirmó Zelner.
En el estudio del Departamento de Asuntos de los Veteranos, nueve de cada mil veteranos blancos dieron positivo en la prueba de coronavirus, en comparación con 16,4 de cada 1000 pacientes negros. En Nueva Orleans, los pacientes negros representaron el 76,9 por ciento de los pacientes hospitalizados con COVID-19, aunque solo conformaron el 31 por ciento de la población del sistema sanitario.
Estas diferencias se explican en su totalidad mediante factores económicos, dijeron los investigadores.
“El mayor problema es el lugar que tienen los determinantes sociales de la salud. La raza es un constructo social, no biológico”, concluyó Price-Haywood.