Vecinos del presidente dicen que ha violado el acuerdo que hizo en 1993 con Palm Beach que le permitía convertir una residencia privada en un club lucrativo.
Los vecinos del presidente Donald Trump en Florida tratan de hacer que se cumpla un pacto de décadas de antigüedad que dice que Mar-a-Lago, su club social privado, no puede ser utilizado como una residencia de tiempo completo, algo que Trump ha sugerido que planea hacer después de salir de la Casa Blanca.
Vecinos de Mar-a-Lago enviaron una carta a la alcaldía de Palm Beach y al Servicio Secreto de EE.UU. el martes, quejándose de que Trump ha violado el acuerdo de 1993 que hizo con la ciudad y que le permitió convertir la propiedad en un lucrativo club.
“Según el acuerdo de uso de 1993, Mar-a-Lago es un club social, y nadie puede residir en la propiedad”, escribió Reginald Stambaugh, un abogado que representa a la familia DeMoss, que tiene una propiedad junto a Mar-a-Lago.
“Para evitar una situación bochornosa para todos y otorgar al presidente tiempo para hacer otros arreglos de vivienda en la zona, confiamos en que trabajará con su equipo para recordarles los parámetros del acuerdo de uso”, escribió Stambaugh. “Palm Beach tiene muchas propiedades encantadoras a la venta, y seguro que puede encontrar una que satisfaga sus necesidades”.
La carta llegó cuando los días de Trump en el cargo están por terminar y él lleva adelante los planes de mudarse con su esposa e hijo a Florida después de la toma de posesión de su sucesor, el presidente electo Joe Biden, el 20 de enero. The New York Times informó en 2018 que Trump había cambiado su domicilio a Mar-a-Lago, en parte por motivos fiscales. Casi inmediatamente, los residentes de la ciudad comenzaron a cuestionar la legalidad del traslado, dado el acuerdo que el presidente estableció con Palm Beach hace décadas
Se ha construido en la zona residencial del presidente en el club, donde se espera que el Trump pase las vacaciones de Navidad, algo que, según Stambaugh, ya viola el acuerdo de uso.
Un portavoz de la Casa Blanca se negó a comentar la queja de Stambaugh, que fue reportada por primera vez por The Washington Post, y el alcalde de Palm Beach y una portavoz de la Organización Trump no respondieron a los correos electrónicos en busca de comentarios.
Glenn Zeitz, un abogado de Nueva Jersey que asiste a Stambaugh y que no está siendo pagado por la familia DeMoss, dijo que la ciudad había declinado hacer cumplir ciertos aspectos del acuerdo en el pasado en varios asuntos, incluyendo cuántos días al año el presidente ha permanecido allí.
En otros casos, la ciudad ha dado libertad de acción a Trump debido a preocupaciones legítimas de seguridad. Entre ellas se encuentra la adición de un helipuerto para el Marine One, que será retirado después de que deje el cargo.
“Como presidente, creo que le dieron ciertas consideraciones que consideraron apropiadas debido a su estatus”, dijo Zeitz, que se encontró con Trump hace décadas, cuando representó a un cliente cuya propiedad el entonces propietario de casinos quería para una expansión en Atlantic City.
Trump ha intentado emprender acciones como construir un muelle anexo a su propiedad que el acuerdo prohibía, aparentemente para el uso de los miembros del club. Esa iniciativa fue bloqueada por la ciudad, y luego el presidente presentó un intento revisado en el que alegó que era para uso privado de él y la primera dama. Retiró la segunda petición para el muelle después de que el acuerdo de uso de 1993 se hizo público.
Con la carta, Stambaugh espera presionar a la ciudad para que deje claro que Trump está incumpliendo los términos de su acuerdo que le permitió convertir la extensa propiedad de Mar-a-Lago, que una vez fue propiedad de Marjorie Merriweather Post, de una residencia privada a un club.
“Las importantes exenciones fiscales que el presidente recibió por este acuerdo siguen vigentes, al igual que el acuerdo de uso”, escribió Stambaugh. “Algunos informes de prensa indican que la renovación ya ha comenzado en Mar-a-Lago para hacer las habitaciones familiares más cómodas para residir a tiempo completo”.
Parte de ese acuerdo de uso, que fue revisado por el Times, limita el tiempo que los miembros pueden permanecer allí. Dice que no puede haber estancias por “tres períodos no consecutivos de siete días de cualquier miembro durante el año”.
Se supone que el club también debe presentar declaraciones juradas a la ciudad cada año, en las que afirme que un mínimo del 50 por ciento de sus miembros viven o trabajan en Palm Beach y que el club no tiene más de 500 miembros.
Algunos de esos informes no han sido presentados. Y el club ha visto un auge en el número de miembros que se han unido en los últimos años, según los registros revisados por el Times, aunque no está claro si reemplazaron a miembros que se dieron de baja.
Maggie Haberman es corresponsal de la Casa Blanca. Se unió al Times en 2015 como corresponsal de campaña y fue parte del equipo que ganó un premio Pulitzer en 2018 por informar sobre los asesores del presidente Trump y sus conexiones con Rusia.@maggieNYT