Biden vuelve a sus raíces para elegir a su gabinete

Biden vuelve a sus raíces para elegir a su gabinete
El presidente electo Joe Biden se prepara para presentar a los nominados a su gabinete, en Wilmington, Delaware, el viernes 11 de diciembre de 2020. (Hilary Swift/The New York Times)

WASHINGTON — Sus equipos de economía y medioambiente se ubican un poco a la izquierda del centro. Sus elecciones de política exterior caen en lo convencional del Partido Demócrata. Sus principales asesores en la Casa Blanca son veteranos de Washington.

En conjunto, la imagen que surge de la ola inicial de elecciones de personal del presidente electo Joe Biden es familiar, pragmática y en gran parte centrista.

Eso coincide con el acuerdo implícito que el exvicepresidente y senador ofreció desde hace mucho tiempo a los demócratas durante las primarias de 2020: que no era ni tan progresista como los senadores Bernie Sanders de Vermont y Elizabeth Warren de Massachusetts ni un producto de Wall Street como Michael Bloomberg, el republicano convertido en demócrata que fracasó en su intento de último minuto de presentarse como una alternativa moderada a Biden.

El gabinete de Biden, cuya conformación aún se está definiendo, está diseñado para ser una extensión de su propia ideología, arraigada en los principios de toda la vida del Partido Demócrata, pero con un mayor enfoque en la situación apremiante de los estadounidenses de clase trabajadora, un nuevo sentido de urgencia sobre el cambio climático y una empatía más profunda sobre las cuestiones de justicia racial que, según ha dicho, lo convencieron de postularse a la presidencia por tercera ocasión.

Sus nominados son un reflejo de la imagen que su campaña transmitió y que motivó su victoria sobre el presidente Donald Trump. Son diversos en formas que atraen a los liberales, a los electores jóvenes y a la gente de color. Y son moderados como los votantes indecisos que le ayudaron a ganar en estados como Wisconsin, Pensilvania y Míchigan.

“Ese es él”, dijo Bill Daley, quien fue jefe de personal de la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama. “Esa es toda su campaña”.

Para su gabinete, Obama reunió a personalidades de gran talla como la secretaria de Estado Hillary Clinton y Robert Gates, el secretario de Defensa que fue un vestigio del gobierno de George W. Bush.

Hasta ahora, el gabinete de Biden no tiene a nadie que pueda atraer el mismo tipo de atención de altos vuelos. Sus nominados tienen décadas de experiencia en la formulación de políticas, de una manera silenciosa y entre bastidores, lo que coincide con la promesa de Biden de hacer que la competencia básica regrese al gobierno después de cuatro años de la caótica administración de Trump.

Tanto sus nominados como la elección de los principales asesores de la Casa Blanca constituyen solo un guiño al movimiento progresista del Partido Demócrata que ayudó a Biden a ganar las elecciones. Eso ha dejado a algunos de los liberales del partido frustrados por lo que dicen que es la creación de un nuevo gobierno dominado por el pensamiento anquilosado, no preparado para enfrentarse al mundo postrumpiano de desigualdades raciales y económicas más profundas y una resistencia republicana más afianzada.

Todavía no hay nadie en el gabinete de Biden que porte la antorcha de las políticas contra las que hizo campaña durante las elecciones primarias: universidad gratuita para todos, un costoso nuevo pacto verde, una agenda contraria a Wall Street, atención médica universal y aumentos importantes al salario mínimo.

El peligro, según Faiz Shakir, quien dirigió la campaña presidencial de Sanders para 2020, es que Biden no preste suficiente atención a la lucha de la clase trabajadora, cuyo patrimonio disminuyó bajo las políticas económicas de los presidentes de ambos partidos. Para Shakir, no basta con regresar al statu quo demócrata, antes de la presidencia de Trump.

“Una de las preocupaciones es que se quiere reventar la burbuja de la manera en que nuestras elites demócratas han concebido la política y la elaboración de políticas e instarlas a ser más audaces”, afirmó Shakir. “Y ahora estamos confiando en los instintos de mucha gente que, para ser honestos, se formó durante una era diferente de la política”.

Varshini Prakash, directora ejecutiva y fundadora de Sunrise Movement, un grupo liberal centrado en el cambio climático, elogió a los nominados para el medioambiente de Biden por considerarlos un cambio bien visto “de la forma de pensar que definió los primeros años de la década del 2000 en la que todo quedaba en manos del mercado”.

No obstante, dijo que esperaba que Biden hiciera más para promover a los jóvenes cuya experiencia no está definida por las generaciones anteriores.

“Seguimos viendo a un grupo de mayor edad, más blanco y en su mayoría compuesto por hombres”, dijo. “Nunca vamos a desarrollar el liderazgo que necesitamos en las próximas décadas si seguimos nombrando a personas de 60 y 70 años que ya han formado parte de varios gobiernos anteriores”.

La mano de Ron Klain, el nuevo jefe de personal de la Casa Blanca y antiguo asesor de Biden, ya es evidente en la selección de asesores de la Casa Blanca con la talla y experiencia necesarios para enfrentarse a los secretarios del gabinete durante los debates sobre cuestiones complejas y difíciles.

Susan Rice, quien fue asesora de Seguridad Nacional de Obama, supervisará la política interna de Biden, que la eligió no por su experiencia sustantiva sino por su capacidad para luchar contra intereses opuestos en una burocracia gubernamental desbordante y que suele rebelarse.

Ray LaHood, un republicano que fue secretario de Transporte de Obama, dijo que la dinámica también se hizo evidente en la decisión de Biden de poner a cargo de la política climática en la Casa Blanca al exsecretario de Estado John Kerry y a Gina McCarthy, quien estuvo a cargo de la Agencia de Protección Ambiental.

“Todos los grandes temas legislativos o de otro tipo se discutían fuera de la Casa Blanca”, dijo LaHood, en referencia a la Casa Blanca de Obama.

Y, predijo que sucederá lo mismo en el gobierno de Biden.

Uno de los retos más urgentes del presidente electo será dar un giro rápido a una economía destrozada por la pandemia del coronavirus, que ha dejado a millones de personas sin trabajo y empresas que luchan por sobrevivir.

Para ello, el presidente electo recurrirá a un equipo económico que se inclina a la izquierda de sus predecesores en el gobierno de Obama.

Se espera que Cecilia Rouse, su elección para dirigir el Consejo de Asesores Económicos, se centre en las fuerzas que frenan a la gente en temas económicos y en los desafíos que enfrentan los trabajadores, en particular en la llamada economía colaborativa.

Janet Yellen, su elección para secretaria del Tesoro, es una economista laboral quien desde hace tiempo aboga por aumentar los salarios. Heather Boushey, nombrada para ser miembro del Consejo de Asesores Económicos, es partidaria de un salario mínimo más alto y ha luchado por proporcionar hasta doce semanas de licencia familiar y médica remunerada a los trabajadores.

No hay detractores del déficit entre los nominados de Biden, pero tampoco hay miembros de la izquierda progresista defendida por Sanders o Warren. Cualquier miembro del equipo de Biden podría haber trabajado para Clinton, de haber ganado la presidencia hace cuatro años.

En política exterior, Biden recurrió a un grupo de personas con las que ha trabajado muy de cerca, un grupo que en su mayoría no está casado con una ideología y que parece dispuesto a ejecutar su visión en lugar de seguir sus propias agendas.

“Es como su personal del Senado”, comentó Leon E. Panetta, exjefe de personal de la Casa Blanca durante el mandato de Bill Clinton, así como director de la CIA y secretario de Defensa en el gobierno de Obama. “No creo que se pueda decir que vienen con un conjunto de ideales ideológicos. Están dispuestos a servir al presidente y la gente necesita entender que Joe Biden en gran medida es quien va a tomar las decisiones aquí”.

Biden ha dicho que abordar la amenaza del cambio climático es una de sus cuatro prioridades básicas, que incluyen enfrentar la pandemia de coronavirus, ayudar a la economía a recuperarse y avanzar hacia la justicia racial en Estados Unidos. Es probable que se extienda en su visión general de sus objetivos en su discurso de toma de protesta y ofrezca más detalles en su primer discurso ante el Congreso poco después de asumir el cargo.

Sin embargo, lograr el tipo de cambio radical que ha prometido será más difícil si los demócratas no logran ganar la segunda vuelta en la contienda por los dos escaños al Senado en Georgia a principios del mes que viene. Los republicanos tienen que ganar solo uno de los dos escaños para mantener el control del Senado y el poder de bloquear gran parte de la agenda de Biden.

E incluso si los demócratas ganan, los márgenes del partido tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes serán muy estrechos, lo que hace mucho menos probable que el Congreso acepte propuestas políticas audaces y costosas. Tom Ridge, exgobernador republicano de Pensilvania que fue secretario de Seguridad Nacional del presidente George W. Bush, dijo que muchas de las soluciones provendrán de los departamentos encabezados por el gabinete de Biden.

“No recuerdo a ningún otro presidente de la era moderna que, en la fecha de su toma de posesión, se haya enfrentado a la gama de desafíos que él y este gobierno enfrentan en este momento. Se trata de problemas difíciles y desafiantes. En este momento, es bueno contar con gente experimentada”, afirmó.

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