CIUDAD DE MÉXICO — El número de periodistas asesinados como resultado de su trabajo aumentó más del doble en 2020, según declaraciones de un grupo internacional de monitoreo de medios el 15 de diciembre. Gracias al conflicto armado y la violencia de grupos criminales, México y Afganistán se encuentran entre los países más letales para los reporteros a nivel mundial.
Al menos 30 periodistas fueron asesinados en todo el mundo este año, de acuerdo con el grupo de monitoreo Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por su sigla en inglés), y 21 de esos asesinatos fueron respuestas directas al trabajo de los reporteros, en comparación con los 10 ejecutados en 2019.
“Es espantoso que los asesinatos de periodistas hayan aumentado a más del doble en el último año. Este incremento representa el fracaso de la comunidad internacional en enfrentar el flagelo de la impunidad”, dijo a través de un comunicado Joel Simon, director ejecutivo del CPJ.
Si bien el número total de asesinatos aumentó en 2020, el número de muertes relacionadas con conflictos bélicos cayó a su nivel más bajo desde 2000, según el CPJ, gracias a una disminución de la violencia en el Medio Oriente y a que menos reporteros viajaron debido a la pandemia del coronavirus.
Aun así, aunque menos periodistas quedaron atrapados en el fuego cruzado de la guerra en 2020, al menos cuatro murieron debido a su trabajo en Siria y Afganistán, según el CPJ. Un quinto asesinato en Afganistán ocurrido el 21 de diciembre todavía está siendo investigado, dijo el grupo.
Entre los periodistas asesinados en Afganistán se encuentra Malalai Maiwand, reportera de radio y televisión quien murió este mes tras recibir disparos mientras se dirigía a su trabajo.
En Irán, las autoridades ejecutaron al periodista Ruhollah Zam este mes debido a su cobertura de las protestas contra el gobierno en 2017.
En Filipinas, se perpetraron tres asesinatos selectivos de periodistas en 2020.
México fue el país más letal del hemisferio occidental, pues cuatro periodistas fueron asesinados y un quinto fue abaleado mientras trabajaba en una escena del crimen. El CPJ todavía está investigando la muerte de otros cuatro periodistas mexicanos.
“Seguimos teniendo la misma situación de impunidad, violencia y colusión entre las autoridades y los grupos criminales, y eso nos preocupa mucho”, dijo Jan-Albert Hootsen, representante del CPJ en México.
El conflicto entre grupos rivales de narcotraficantes ha conducido a la violencia en casi todos los sectores de la sociedad mexicana. Los homicidios se han prácticamente duplicado en los últimos cinco años. Los periodistas a menudo se han visto atrapados en medio del conflicto armado, el cual ha cobrado más de 31.000 vidas solo este año.
Pero los periodistas mexicanos también se han convertido cada vez más en el objetivo del crimen organizado o de políticos corruptos debido a su trabajo, mientras que los asesinos quedan impunes la mayoría de las veces.
“El panorama es sombrío”, dijo Leopoldo Maldonado, director regional para México y Centroamérica de Artículo 19, una organización británica para la libertad de prensa.
“Hay una intención específica de censurar a través de la violencia”, dijo Maldonado, “y la impunidad posterior garantiza que estos ataques no sean castigados”.
Si bien los asesinatos de periodistas rara vez han resultado en veredictos de culpabilidad en México, dos casos de alto perfil sí generaron condenas este año, incluyendo una sentencia de 50 años de prisión para el asesino de la periodista de investigación Miroslava Breach Velducea en 2017, según el CPJ.
Pero en ambos casos, fueron los pistoleros a sueldo quienes recibieron la condena, mientras que los sospechosos de orquestar los asesinatos permanecen impunes.
“No hemos avanzado ni un centímetro en la creación de un entorno más seguro para el periodismo”, dijo Témoris Grecko, reportero mexicano y autor de “Killing the Story: Journalists Risking Their Lives to Uncover the Truth in Mexico”. “Matar a un periodista sale gratis”, agregó.
Según los activistas, algo que le agrega más leña al fuego es el desprecio constante hacia la prensa que muestran quienes están en el poder.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien durante su campaña hizo la promesa de abordar la violencia y la corrupción en México, ha insistido en que su gobierno “nunca, jamás, limitará la libertad de expresión”.
Sin embargo, el mandatario mexicano ha criticado frecuentemente la cobertura negativa a su gobierno.
En septiembre, López Obrador presentó un análisis de los artículos de opinión publicados en los medios de comunicación mexicanos que mostraba que dos tercios habían tenido una opinión negativa del gobierno.
“Nunca habían atacado tanto a un presidente en los últimos 100 años”, dijo López Obrador.
El líder mexicano también ha criticado a los medios de comunicación internacionales, incluido The New York Times. En octubre, se refirió a la organización de noticias al decir que “no tiene profesionalismo y les falta ética sobre todo”.
Este tipo de comentarios provenientes del cargo más importante de la nación solo contribuyen al problema, según los defensores de la prensa libre.
“Tiene un efecto dominó”, dijo Maldonado, de Artículo 19. “Va más allá del discurso, que en sí mismo tiene un impacto inhibidor en la prensa”.