A raíz de la crisis no volveremos a tener mayores niveles de inversión ni los niveles de actividad que teníamos antes de la pandemia.
La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, reafirmó que los países en desarrollo y especialmente los países de ingreso medio (que incluyen a la mayoría de la región) necesitan un impulso de liquidez y participar activamente en las iniciativas de alivio de la deuda.
“El mundo desarrollado está invirtiendo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y para una recuperación verde, pero los países en desarrollo se están quedando atrás”, advirtió durante la sesión titulada “Invertir en los ODDS”, efectuada en el marco del Foro Político de Alto Nivel 2021 de las Naciones Unidas, que se desarrolla virtualmente esta semana.
Bárcena señaló que a raíz de la crisis no volveremos a tener mayores niveles de inversión ni los niveles de actividad que teníamos antes de la pandemia.
“El mundo está dividido en dos: los países desarrollados ya vacunados que están reabriendo sus economías, y el mundo en desarrollo que no tiene aún las vacunas. Tenemos islas de inmunidad en diferentes partes del mundo”, declaró en una sesión en la que también participaron como panelistas Joyce Chang, Directora Ejecutiva y Presidenta de Investigación Global de JP Morgan; Anna Gelpern, Profesora de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos); Nina Angelovska, Defensora Global para las Mujeres y el eTrade de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y ex Ministra de Finanzas de Macedonia del Norte; y Jason Rosario Braganza, Director Ejecutivo de The African Forum and Network on Debt and Development (AFRODAD) (Civil Society Financing for Development Group).
En su intervención, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL indicó que la deuda externa de América Latina y el Caribe se incrementó en 10 puntos porcentuales y que la región destina el 59% de sus exportaciones de bienes y servicios al pago del servicio de la deuda. Por este motivo, hizo hincapié en que se necesitan nuevas iniciativas para abordar el financiamiento de este grave problema, entre ellos la redistribución de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde países desarrollados a países en desarrollo y fondos multilaterales, como el Fondo para el Alivio del COVID-19 (FACE, por sus siglas en inglés), propuesto por el gobierno de Costa Rica.
También mencionó la Facilidad de Financiamiento de Liquidez y Sostenibilidad de la Comisión Económica para África (CEPA), las cláusulas sobre huracanes, y las iniciativas de reducción de deuda mediante inversión en recuperación verde y el canje de deuda por adaptación al cambio climático.
“Los cambios en la arquitectura financiera internacional deben incluir un mecanismo multilateral de reestructuración de deuda soberana para abordar los compromisos con los acreedores privados, de la mano con la creación de una agencia multilateral que actúe como contrapeso del actual oligopolio de las clasificaciones de riesgo”, insistió.
Asimismo, reiteró que se necesitan cambios profundos y nuevas formas de cooperación con los países de ingreso medio, que reconozcan la multidimensionalidad del desarrollo y eviten enfoques basados únicamente en el ingreso per cápita. Insistió que en nuestra región, una moratoria del pago de la deuda debería beneficiar básicamente a los países del Caribe. “Esto es urgente. Los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS, por sus siglas en inglés) del Caribe y los pequeños países de Centroamérica enfrentan una situación muy compleja”, reconoció.
“Además debemos movernos hacia una tributación más progresiva, tal como Estados Unidos lo está haciendo. La ortodoxia está siendo cuestionada y es necesario ir en esa dirección, así como combatir la evasión y elusión tributaria y los flujos financieros ilícitos. Pero para eso necesitamos una arquitectura multilateral, no podemos hacerlo solos”, declaró.
En materia de inversión, Alicia Bárcena remarcó que urge cerrar la brecha de inversión. Explicó que la brecha de infraestructura económica en América Latina y el Caribe representa 6% del PIB. “Nuestra tasa de inversión es del 17%, pero en Europa es del 26% y en Asia-Pacífico y en economías emergentes 33%. Tenemos que aumentar la inversión, pública y privada”, enfatizó.
Bárcena también agregó que el rol de los bancos multilaterales, regionales y nacionales es esencial para la provisión de financiamiento. “Las agencias calificadoras de crédito han bajado la calificación crediticia a la mayoría de los países de la región, lo que encarece aún más el crédito”, señaló. “Tenemos una ventana de oportunidad con los bonos ODS y los bonos verdes. Esta es una buena ocasión para que los países se muevan en esa dirección e inviertan en áreas críticas como agua, saneamiento y electricidad, por mencionar algunas. Si queremos alcanzar una cobertura universal en estas áreas tendríamos que invertir anualmente 2,6% del PIB. Se puede hacer, es posible”, agregó.