Un estudio de la conectividad genética de los tiburones ballena en el Pacífico de Panamá revela datos importantes para los esfuerzos de conservación.
El pez más grande del mundo, el tiburón ballena (Rhincodon typus), es un gigante amante del plancton que se encuentra en todos los océanos tropicales. A pesar de ser una especie altamente migratoria, poco se sabe sobre cómo interactúan entre sí las distintas poblaciones alrededor del mundo, lo que dificulta los esfuerzos para la conservación de este animal en peligro de extinción.
Héctor Guzmán, biólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, junto con Caitlin Beaver del Servicio Geológico de los Estados Unidos y Edgardo Díaz-Ferguson de la Estación Científica Coiba, se propusieron encontrar respuestas.
Buceando alrededor del Parque Nacional Coiba y en el Golfo de Chiriquí, en el Pacífico de Panamá, Guzmán recolectó muestras de tejido de 21 tiburones ballena. Les realizaron análisis genéticos y descubrieron que eran muy diversos, con similitudes a las poblaciones de tiburones ballena que se encuentran en el Golfo Arábigo, el Océano Índico Occidental, México y el Golfo de California.
Estos resultados, publicados en Frontiers in Marine Science, sugieren que los tiburones ballena pueden viajar largas distancias y que las medidas de conservación transfronterizas, como los corredores marinos, pueden ser efectivas para la conservación de la especie.
“Imagínese Qatar: un posible viaje de más de 27,000 kilómetros desde Panamá para esta especie”, comentó Guzmán. “Esta conectividad observada nos asombró y revela un verdadero desafío político para la protección y conservación de los tiburones ballena. Ya no es solo una preocupación local o regional, sino global”.
A pesar de que la muestra es pequeña, este estudio sirve como base para comprender la diversidad genética y la conectividad poblacional de esta especie, cuyas poblaciones se han reducido a la mitad en los últimos cuarenta años, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Este tipo de datos son necesarios para descifrar los patrones de migración de los tiburones ballena, animales que son difíciles de observar directamente a largo plazo.
“Con esta publicación contribuimos a desentrañar los patrones de migración y conectividad genética de los tiburones ballena, evidenciando la importancia del Pacífico de Panamá como un área clave para la conectividad de la especie”, explicó Díaz-Ferguson.
Esta investigación fue parcialmente financiada por la Fundación MarViva (Panamá), la International Community Foundation-CANDEO, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá, y el Research Opportunity Fund del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.