La sola participación de espectadores internacionales independientes, los primeros en 15 años en presenciar unas votaciones en Venezuela, resaltó lo profundo que el presidente Nicolás Maduro se ha consolidado en el poder de Venezuela desde que asumió el cargo en 2013.
CARACAS, Venezuela — El martes, los observadores electorales de la Unión Europea afirmaron que las elecciones regionales de Venezuela, llevadas a cabo el domingo, fueron desvirtuadas por un terreno de juego desigual, violencia y órdenes judiciales contra los líderes de la oposición.
No obstante, la sola participación de espectadores internacionales independientes, los primeros en 15 años en presenciar unas votaciones en Venezuela, resaltó lo profundo que el presidente Nicolás Maduro se ha consolidado en el poder de Venezuela desde que asumió el cargo en 2013.
Según los analistas y los líderes de la oposición, después de años de aplastar con fuerza la disidencia y de socavar los vestigios de las instituciones democráticas venezolanas, Maduro perfeccionó un sistema político en el que ya no le teme al escrutinio internacional cuando se enfrenta a oponentes que ya han sido analizados con atención.
El gobierno demostró que al impedir que contiendan los líderes más destacados y populares de la oposición, fomentar la apatía entre los electores y conservar la lealtad de una minoría dependiente de las dádivas del gobierno, incluso con un apoyo popular mínimo, puede ganar las elecciones sin recurrir al fraude descarado.
Pese a estar al frente de una economía destrozada y, según las encuestas, tener el apoyo de solo el quince por ciento de la población, el Partido Socialista en el poder ganó al menos 19 de las 23 gobernaciones, así como la mayoría de las alcaldías.
De acuerdo con un estudio de las principales universidades del país, uno de cada cinco venezolanos ha huido del país bajo el mandato de Maduro y el 95 por ciento de quienes se quedaron no ganan lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
En el triunfo aplastante del partido gobernante tuvieron mucho que ver las divisiones dentro de la oposición. Algunos líderes de oposición boicotearon las elecciones, como lo hizo la mayoría de estos en otras elecciones recientes. Quienes decidieron participar dividieron los votos con facciones que habían pactado con Maduro o adoptaron una línea menos dura contra el presidente, con el fin de sacarle provecho a la apertura económica que este ha permitido en los últimos años.
La misión de los observadores de la Unión Europea señaló el martes que no podría decir que las elecciones del domingo hayan sido libres ni justas, debido, en parte, a las ventajas competitivas de las que goza el partido en el gobierno y a la falta de un Estado de derecho.
“Esta situación política, junto con las graves condiciones socioeconómicas, es la que ha provocado el éxodo de millones de venezolanos”, explicó el martes en Caracas, la capital, Jordi Cañas, representante del Parlamento Europeo en la misión de observadores, durante una conferencia de prensa.
Sin embargo, la misión subrayó varias mejoras en materia democrática en las elecciones del domingo, y llegó, incluso, a calificar de “confiable” el sistema de procesamiento electrónico de los votos.
Estados Unidos, el cual no reconoce el gobierno de Maduro, consideró que las elecciones habían sido muy fraudulentas, pero recomendó a los candidatos de la oposición que decidieron participar que conservaran los pocos cargos democráticos que aún tenían.
El domingo, en las casillas de votación de Caracas, muchos electores manifestaron tener poca confianza en la imparcialidad de las elecciones, pero comentaron que, en algunos casos, habían decidido presentarse porque consideraban que su voto era un último recurso en la lucha por el cambio.
“Sé que todo el proceso está controlado”, comentó Blas Roa, un carpintero de Caracas de 55 años que votó por primera vez desde 2015. “Pero si no voto, no estoy contribuyendo en nada”.
La mayoría de los venezolanos no se molestaron en hacerlo.
Solo el 42 por ciento de los electores emitieron su voto, la menor participación en cualquier elección en la que haya contendido la oposición en las últimas dos décadas. Después de 20 años de gobierno socialista, pocas personas en el país siguen albergando esperanzas de que vaya a haber un cambio radical y, en cambio, se están enfocando en aprovechar la nueva apertura económica a fin de mejorar sus precarios ingresos.
La apatía fomentada por el gobierno resultó ser la mejor arma de Maduro en las elecciones, aseveró el líder de oposición Freddy Superlano, quien contendió por la gobernación del estado ganadero de Barinas, el cual solía ser un importante bastión del Partido Socialista y es el estado natal del fundador del partido, Hugo Chávez.
El martes en la tarde, la contienda seguía estando demasiado cerrada como para declarar a algún ganador.
Según Superlano, el resultado habría sido diferente si las facciones de la oposición hubieran hecho a un lado sus recelos y organizado una campaña conjunta.
“No estamos luchando contra el candidato, sino contra todo el poder del Estado”, señaló vía telefónica desde Barinas.