La proximidad de la fecha se siente, el ambiente ha cambiado, es más, ¡Huele a Navidad! Y para cada persona tiene un aroma diferente, para muchos, a saril, cuya planta fue introducida a Panamá por inmigrantes afroantillanos.
Hay elementos que nos indican que se acerca la más esperada festividad decembrina, por supuesto, la celebración de la Navidad.
Su resplandor, fresca brisa, aromas inconfundibles, preparaciones, alimentos de la temporada y muchas lindas tradiciones, prácticamente nos dicen: ¡Casi está aquí!
La proximidad de la fecha se siente, el ambiente ha cambiado, es más, ¡Huele a Navidad! Y para cada persona tiene un aroma diferente, para muchos, a saril.
Ya está en los mercados la flor de vibrante rojo vino que, entre las otras, llama mucho la atención. Además de su peculiar color, la hace inconfundible que tiene forma de botón de flor con 4 o 5 pétalos carnosos, muy marcados, que cubren sus semillas.
Cuando la vemos, es signo de que llegamos a una de nuestras temporadas favoritas, pues su siembra en junio, permite que esté lista la cosecha en diciembre, por lo que se relaciona a la Navidad.
El saril puede utilizarse de diferentes formas, la más común, como bebida caliente o fría, y ambas son sumamente agradables.
La tradicional “chicha de saril”, como es llamada comúnmente, se prepara con jengibre, que le da un punto de picor, a partir de hervir ambos. También se le puede agregar especias que potencian su aroma y sabor, como: canela y clavos de olor. Estos tres aditivos son utilizados en muchas recetas navideñas, por lo que el ambiente queda impregnado de ese peculiar aroma. Cuando la preparación se endulza y sirve con hielo, toma un sabor delicioso.
La bebida de Flor de Jamaica, el cual es también su nombre, fue introducida por inmigrantes afroantillanos desde las islas del mar Caribe. Según fuentes de la Universidad de Panamá (UP), “la tradición de consumir este vegetal en nuestro país se enraizó con la llegada de los antillanos al Istmo de Panamá”.
Forma parte de los acompañantes navideños que no pueden faltar en la mesa. Aparte de delicioso y saludable, su elaboración es una bonita práctica familiar. El recorrido en diferentes supermercados para encontrarlo, porque en Navidad es uno de los productos más buscados; su preparación, la delicia de olor que esparce y se disfruta cuando falta poco para la Noche Buena y el momento de compartirlo con la familia y amigos, en muchos casos forma parte de una colección de hermosas memorias.
Hay costumbres que tienen para nosotros importante significado porque nos recuerdan algo especial. Muchas veces volver a realizarlas nos hace remontarnos a inolvidables momentos, y la Navidad tiene muchos de ellos.
Al respecto, conversamos con Enocelis Hoyos Centella, a quien el saril le trae el más hermoso e importante de sus recuerdos, a su madre, Carmen Enilda, quien preparaba un exquisito saril.
ENS. ¿Desde cuándo la chicha de saril forma parte de su tradición familiar?
Entrevistada. Desde que tengo uso de razón, muy chiquita. Recuerdo el aroma, recuerdo la tradición de que no podía faltar en la mesa, junto con el pavo o el jamón, esa chicha roja que pica un poquito, que cuando uno estaba pequeño decía: “¡Uy, está picante!”, “¡Pica!”. Ahora sé por qué picaba, por el jengibre.
La tradición ha pasado de generación en generación porque yo, ya como mamá, se la pasé a mi hijo Diego; y cuando nosotros preparamos la cena de Navidad, no falta en la mesa el jarrón con la chicha de saril.
Recuerdo cuando íbamos de visita a otra casa, haber llevado saril que mi mamá había preparado. ¡Su saril era un éxito total! Cuando llegaba y decía: Traje algo, y era la chicha de saril hecha por ella, quedaban encantados y era un buen complemento.
ENS. ¿Quién le enseñó a preparar la chicha de saril?
Entrevistada. Me enseñó a preparar la chicha de saril mi señora madre, Enilda (como le decían por su segundo nombre, pues se llamaba Carmen). Así la conocían todos sus amigos y vecinos en Villa Lorena, donde vivíamos. Ella me enseñó a preparar la chicha de saril. No me queda como a ella, pero sí sé hacerla. Inclusive, recuerdo que ella compartió la receta con amistades y vecinos del edificio.
ENS. ¿Cómo prepara la chicha de saril?
Entrevistada. Primero, tenemos que saber cuáles son los ingredientes: jengibre y saril. Utilizo una bolsita de saril. Después de pelar los pétalos, y luego de que te quedan las manos pintadas de rojo y te pican, los pongo a hervir en una olla con 3 tazas de agua y el jengibre. Luego, bajo un poco la llama de la estufa y lo dejo cocinar 15 minutos, siempre pendiente para que no se pase.
Cuando el agua se tiñe de rojo y las hojitas están como quemaditas y tristecitas, significa que se puede retirar y colar. Se deja enfriar, se le agrega azúcar morena al gusto y está listo para pasarse a una jarra bonita y colocarlo en la mesa.
ENS. ¿Por qué el dulce aroma del saril le recuerda a la Navidad?
Entrevistada. Al no estar mi mamá ahora conmigo, saber que voy a compartir lo lindo que es la Navidad en familia, lo lindo que es cocinar juntos, me hace recordar ver a mi mamá preparando algo. También me hace relacionar: “Saril, Navidad y mi mamá”.
Entonces, es muy bonito porque en su momento cuando yo refutaba: “¡Ay, mamá, hay que pelar ese saril, que deja las manos rojas y pica! …”. Ahora que se acerca Navidad y no está ya mamá, cuando dicen saril es como traerla de vuelta. Es algo muy profundo.
Como todo va relacionado y esto es un ciclo generacional, estoy segura que mi hijo, que también refunfuña cuando lo mando a hacer lo mismo, cuando yo falte, él se va a acordar de mamá. Así que es: “Saril, Navidad y mamá”.
Cuando se siente ese aroma al hervir el jengibre con los pétalos del saril, con musiquita navideña de fondo, ya es casi Navidad, la tenemos a la vuelta de la esquina, como dicen.
La elaboración del saril siempre tendrá una dedicatoria especial de Enocelis para quien le enseñó esta tradición, entre sus legados de amor, Carmen Enilda. ¡Qué belleza!
El saril tiene muchas bondades. Según fuentes de la licenciada en nutrición y dietética de la Caja de Seguro Social (CSS), Italia Farrier: “Puede aportar múltiples beneficios para la salud al poseer un alto contenido de vitamina C, fibra, antioxidantes y minerales, principalmente el calcio y potasio, aunque también es fuente interesante de hierro y magnesio”.
Hizo referencia a los siguientes beneficios: “Protege el sistema cardiovascular, por la reducción del colesterol, específicamente el LDL-C que muchos llaman el colesterol malo, puesto que contribuye a la aparición de depósitos de ácidos grasos en las arterias”.
Además, dijo sobre su utilidad: “Baja los niveles de triglicéridos, y favorece el aumento de HDL-C, llamado popularmente como colesterol bueno, puesto que recoge el exceso de colesterol en la sangre y lo lleva de vuelto al hígado, donde se descompone y se elimina del cuerpo”.
Prosiguió sobre sus contribuciones, “Regula la presión arterial por su efecto hipotensor; combate el estreñimiento y posee propiedades diuréticas, antinflamatorias, laxantes y antibacterianas”.
Según lo investigado, la planta de saril es originaria de África y es un hibisco de la familia de las malváceas. Puede tener de 1 a 3 metros de alto. Sus hojas son verdes trilobuladas o pentalobuladas y su tallo se torna rojo.
Con el fruto también se pueden hacer mermeladas para cheesecake, gelatina, limonada con saril, cóctel, paletas, duros, salsas para carnes y pastel. Las hojas se aprovechan para té y ensaladas.
Que disfruten esta planta de la temporada navideña y abundantes beneficios. ¡Salud!