En 1977, la Unesco reconoció al Parque Nacional del Manu como la zona núcleo de la Reserva de Biosfera del Manu y como sitio de Patrimonio Natural de la Humanidad en 1987.
El Parque Nacional del Manu cumplió este lunes 50 años como área natural protegida en sus más de 1,7 millones de hectáreas de selva entre las regiones peruanas de Cuzco y Madre de Dios, donde viven miles de especies de animales y plantas, además de ser residencia de tres grupos étnicos, naturales de la Amazonía de Perú.
El Manu es la cuarta área natural protegida más grande del Perú, hábitat en el que conviven 10.000 especies de plantas, 1.000 especies de aves y mariposas, 221 especies de mamíferos y 210 de peces.
Asimismo, sus ríos, lagos y caídas de agua son hogar de 150 especies de anfibios y un centenar de reptiles, según informó el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), un organismo adscrito al Ministerio del Ambiente.
Algunas de sus especies emblemáticas son el otorongo, águila arpía, maquisapa, caimán negro, guacamayo rojo y verde, lobo de río y gallito de las rocas, debido a que tiene un 99 % de estado de conservación.
En 1977, la Unesco reconoció al Parque Nacional del Manu como la zona núcleo de la Reserva de Biosfera del Manu y como sitio de Patrimonio Natural de la Humanidad en 1987.
Igualmente, dentro de sus fronteras se encuentra la Reserva Territorial de los grupos étnicos Kugapakori y Nahua, el Santuario Nacional Megantoni y la Reserva comunal Amarakaeri.
A raíz de su extensión, el Manu alberga diferentes poblaciones indígenas, como las etnias Yora, Mashko-Piro, Matsiguenka, Harakmbut, Wachipaeri y Yine, así como las comunidades nativas Matsiguenkas, Tayakome y Yomibato.
En el sector suroeste existe una asociación de agricultores quechuas conocida como Callanga y en el sector noroeste adyacente al parque (y en el interior) existe un número no determinado de poblaciones indígenas en aislamiento.
Al interior del Parque Nacional del Manu se encuentra la Estación Biológica de Cocha Cashu, a cargo de la Universidad de San Diego, que es reconocida como uno de los lugares más importantes para desarrollar investigación científica sobre los trópicos, agregó el Sernanp.