“Lograr acceso a todos los prisioneros de guerra y civiles continúa siendo prioritario en nuestros esfuerzos”, señaló Bauer, quien agregó que en algunos casos se ha conseguido llevar a los detenidos ropa, libros, artículos para la higiene personal o incluso gafas.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha podido por ahora visitar a 1.500 prisioneros de guerra rusos y ucranianos desde el inicio del conflicto, destacó hoy la directora regional de la organización para Europa, Ariane Bauer, en rueda de prensa.
La responsable regional añadió que el comité, históricamente dedicado a la asistencia en conflictos armados, ha logrado, además, transmitir 2.500 mensajes entre estos prisioneros y sus familias.
“Lograr acceso a todos los prisioneros de guerra y civiles continúa siendo prioritario en nuestros esfuerzos”, señaló Bauer, quien agregó que en algunos casos se ha conseguido llevar a los detenidos ropa, libros, artículos para la higiene personal o incluso gafas.
La responsable de CICR citó un caso en el que lograron poner en contacto por vía telefónica a un niño con su padre el día en el que el primero celebraba su cumpleaños.
“El pequeño no había sabido nada de su padre en nueve meses y su deseo de cumpleaños era contactar con él, un deseo que se pudo hacer realidad”, subrayó.
Bauer afirmó que para continuar teniendo ese acceso, tanto en centros de detención rusos como ucranianos, “es esencial mantener nuestra neutralidad y la confianza” de las partes en conflicto.
Añadió que confía en que la actual contraofensiva ucraniana contra los ocupantes rusos no afecte al acceso a prisioneros de guerra en manos de éstos, ya que “las discusiones con ambas partes siguen en pie y sin cambios”.
En la misma rueda de prensa, el jefe de la delegación de CICR en Ucrania, Juerg Eglin, habló en videoconferencia desde Jersón para reiterar la dramática situación que se vive en esa provincia desde la rotura de la presa de Nova Kajovka el 6 de junio.
“Existe riesgo de enfermedades en medio de las localidades inundadas, en donde las fuentes de suministro de agua han quedado contaminadas”, indicó Eglin, quien subrayó que a la catástrofe se suma el hecho de que la zona sigue siendo objeto de ataques.
“Nuestros colegas del equipo de respuesta de la Cruz Roja Ucraniana nos contaron que estaban hace apenas un día trabajando en un lugar y media hora después de salir de allí la zona fue bombardeada”, relató.
Frente a las frecuentes críticas de que es objeto CICR en Ucrania -en ocasiones hasta el presidente Volodímir Zelenski les ha achacado cierta pasividad- los responsables de la organización aseguraron hoy que trabajan “desde el primer día” por la zona afectada por la rotura de la presa, también en las evacuaciones.
“Por ahora hemos respondido en la margen derecha (controlada por Ucrania) y también hemos ofrecido apoyo y ayuda en la otra orilla (en manos rusas), aseguró Eglin.
Bauer reconoció que los esfuerzos del CICR “no siempre son visibles” y señaló que en ocasiones la neutralidad de la organización en el conflicto “es mal entendida” cuando “no es sólo una posición moral, sino una herramienta que nos ayuda a tener acceso a los prisioneros de guerra y a poblaciones en zonas de difícil acceso”.
La responsable del comité en Europa fue preguntada por las dificultades presupuestarias que atraviesa la organización, reconociendo que ésta “vive un difícil momento”.
“Vemos como las necesidades aumentan en todas partes, pero, desafortunadamente, nuestros presupuestos están siendo muy limitados. Con todo, nuestra respuesta en el conflicto entre Rusia y Ucrania sigue siendo nuestra mayor operación en la historia”.