El icónico grupo musical chileno “Sol y Lluvia” cumple 45 años este 2023 envuelto en polémica entre sus componentes pero pleno de vigencia tras haber sido la única banda que no se exilió y dinamizó desde la clandestinidad la lucha contra la dictadura de Augusto Pinochet.
Cincuenta años después de aquel golpe militar contra el gobierno democrático del socialista Salvador Allende, los chilenos se preparan para votar una nueva Constitución que sustituya a la redactada en tiranía, aún vigente, en un proceso constituyente dominado por la ultraderecha y la derecha tradicional, reacias al cambio.
“Siento que está pendiente una democracia más participativa (…) Hay que resguardarse de la amenaza de poderes que no tienen contención y que en determinado momento un pequeño grupo puede decidir por todos”, explica a EFE Amaro Labra, el legendario cantante y uno de los líderes de una banda con altibajos, que acaba de sufrir su última escisión.
“Dan ganas de poner mano dura y terminar con un montón de elementos que están distorsionando nuestra convivencia”, expresó Labra, quien conecta la vigencia de la música revolucionaria en lo ocurrido con la brutal represión en octubre de 2019 del llamado “estallido social”, el movimiento popular de protesta contra el sistema más grande ocurrido en Chile desde el regreso de la democracia.
Desde la clandestinidad
Los hermanos Labra arrancaron su proyecto musical en 1978 en un taller de serigrafía en la comuna santiaguina de San Joaquín con una simple guitarra acústica y una percusión de bombo, además kultrunes para desarrollar canciones simples y bailables, con ritmo pegadizo, pero con letras que denunciaban la desigualdad social y la represión de la dictadura cívico-militar liderada por Augusto Pinochet (1973-1989).
Canciones como “Para que nunca más Chile” o “Desde la prisión” se transformaron en un himno que se consumía en secreto y marcaron a una audiencia empoderada en tiempos de falta de libertades.
Después de más de cuatro décadas tocando ininterrumpidamente y con la sustitución y modificación de sus componentes, siguen formando parte de esos ídolos que se alzaron como parte de la resistencia, mostrando una denuncia sin aspavientos.
“El crimen de Víctor Jara nos marcó a todos violentamente. Al principio teníamos que inventar cosas para poder hablar, cantar. Entonces empezamos a producir elementos que nos hicieran comunicarnos con las personas. Y así es como nace ‘Sol y Lluvia’. Como una respuesta a ese duro silencio al que nos habían condenado”, explicó Amaro.
El cantautor, quien también fue diputado del Partido Comunista entre 2019 y 2022, reconoce que por cantar aquello que querían sufrieron represión política por parte del régimen de Pinochet, llegando a ser detenido junto a su hermano Charles el 11 de septiembre de 1978.
Cantar lo prohibido
“Los recuerdos que guardo son por la memoria que tengo, que es muy dura. Pero también siento la compañía de las personas de nuestro pueblo. Fue poderosa pues nos invitó a seguir cantando y expresándose hasta el día de hoy”, declaró Amaro a EFE.
Durante estos años la banda estuvo presente en manifestaciones y en concentraciones multitudinarias como la de 1985 en el Parque O’Higgins, llamada “Chile exige democracia”, donde tocaron frente a medio millón de personas.
El triunfo del “No” a la continuidad de Pinochet en el plebiscito de 1988 marcó el fin de la dictadura permitiendo dar paso a elecciones presidenciales y parlamentarias, y por ende, el fin del régimen militar.
El popular diario de la oposición a la dictadura, el Fortín Mapocho inmortalizó la noticia en su primera plana titulada “Adiós General, Adiós Carnaval”, canción grabada en 1980 por la banda chilena inspirada en la derrota electoral del dictador.
“Mostramos nuestro pensamiento en ese momento porque pensamos que había que tener opinión en contra de todo lo que oprimiera la libertad”, declaró Labra, quien también cuestiona el término de “justicia” frente a la impunidad existente tras 50 años del inicio del golpe cívico-militar.
El primer grupo chileno en llenar el estadio nacional
La banda siguió en los escenarios después de la dictadura, y Amaro reconoce la dificultad de ese tiempo pues la audiencia les contempló como un grupo que era funcional en términos de derrotar el régimen totalitario. Pero algo sucedió en 1999, “Sol y Lluvia” consiguió alcanzar lo que ninguna banda nacional había conseguido: llenar el Estadio Nacional de Chile.
Amaro cuenta que durante todos estos años siempre tuvieron el objetivo de “construir” y recalca la importancia de enfrentarse y manejar las situaciones con inteligencia, para él estos aspectos hacen crecer al pueblo y hacen a la sociedad una “más solidaria”.
“La política no la concibo separada de otras cosas (…) pues afecta a las personas en cada rincón de sus decisiones”, declaró Amaro.
Después de casi medio siglo en el mundo de la música el cantautor piensa que las nuevas generaciones de artistas producen efectos políticos que todavía no tenemos la capacidad de medir y recalca que la diversidad es la verdadera arma revolucionaria.