Busca la propagación de su modelo de autoritarismo e influir en medios de comunicación, la educación, la seguridad y la diplomacia
El Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) presentó este jueves su informe pionero en el que se expuso el impacto de China en el retroceso democrático observado en América Latina y el Caribe, cuyo resumen dio a conocer el medio argentino Infobae.
Durante más de una década, Estados Unidos lleva centrando su atención en la creciente influencia de China en la región y se ha cuestionado, en particular, si las actividades económicas, diplomáticas, políticas y de seguridad de este gigante asiático podrían estar contribuyendo al retroceso democrático experimentado en América Latina y el Caribe en todo este tiempo.
El informe contempla 13 casos de estudio en países de la región, todos en los que los expertos a cargo encontraron a China como el principal o el segundo socio económico-comercial.
Esto, sin embargo, “es solo el principio” y una suerte de fachada ya que, con el correr del tiempo, las naciones se vuelven dependientes del gigante asiático, que concentra sus esfuerzos en aislar a los gobiernos de la esfera internacional y aumentar su dominio sobre ellas.
También, los vínculos comienzan a expandirse a través de una serie de mecanismos que facilitan la propagación del modelo de autoritarismo, entre los que destacaron su influencia en los medios de comunicación, la educación, la seguridad y la diplomacia de persona a persona.
Por otro lado, una vez ya asentado en el país, China brinda apoyo económico y diplomático a regímenes que llevan adelante el retroceso democrático, incluso cuando esos gobiernos quedan cada vez más aislados del sistema internacional, y les facilita perpetrarse en el poder.
Si bien se identifican tendencias comunes entre los países afectados, el informe aclara que no siempre los vínculos con China acaban en un debilitamiento de la democracia ni todas las señales de ello tienen una conexión directa con Beijing.
Señales de alarma
No obstante, los expertos llaman a Estados Unidos a potenciar sus tareas en la materia en Latinoamérica y el Caribe, a fin de contrarrestar los avances del régimen de Xi Jinping allí. Para ello, dividieron el plan de acción en tres categorías: La primera, donde la democracia se mantiene firme, la segunda, donde la democracia se ha disipado, y la tercera, donde la democracia está insegura.
Sobre el primer grupo, el estudio sugiere evaluar las vulnerabilidades de estas naciones que son más propensas a caer en manos chinas, ampliar las alianzas democráticas e invertir en el fortalecimiento y la modernización de sus legislaturas, con el foco puesto en las campañas de desinformación, los ciberataques, las bases de datos y las herramientas de largo alcance para toda la sociedad.
En el caso de los segundos, se propone trabajar en el desarrollo de indicadores de alerta temprana, que permitan identificar el retroceso democrático mientras está en curso y trabajar por contenerlo y eliminarlo. Asimismo, sugiere el apoyo entre países de la región, potenciando las voces que condenan estos intentos.
Por último, en aquellos países en los que la democracia ya esté comprometida, lo que se propone en el documento es la incorporación del sector privado en los esfuerzos, en un intento por reforzar los vínculos con las empresas y conocer qué es lo que necesitan para poder afrontar esta situación.
Asimismo, no se debe olvidar la seguridad ciudadana -que muchas veces se ve amenazada con la presencia de “comisarías chinas irregulares”- por medio de proyectos impulsados desde las agencias de la aplicación de la ley estadounidenses, que presenten oposición a la Iniciativa de Seguridad Global de China.