Beneficiará a personas que han sufrido accidentes cerebrovasculares, amputación de extremidades y lesiones medulares
Un nuevo avance de la optogenética, una técnica revolucionaria que combina las ciencias ópticas y genómicas, podría lograr que personas que sufren parálisis o amputación en sus extremidades puedan volver a moverse con precisión, informó la agencia EFE.
Ese avance publicado en la revista Science Robotics, representaría un enorme progreso para que las personas amputadas o con parálisis recuperen la movilidad.
El coautor de este estudio es el investigador de biónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Hugh Herr, quien sufrió la amputación de sus dos piernas a los 17 años debido a un accidente mientras escalaba.
“La optogenética consiste en editar genéticamente las células neuronales para que expresen proteínas sensibles a la luz, lo que permite controlar la actividad de esas células al exponerlas a la luz”, dijo el investigador mexicano, Guillermo Herrera Arcos en una entrevista con EFE.
Herrera Arcos es investigador de biomecatrónica del MIT, la universidad donde se inventó esta técnica hace una década, y de donde sale este nuevo avance optogenético.
Para superar el problema de la electro estimulación en el que la electro estimulación de las neuronas para controlar los músculos del cuerpo tiende a activar todo el músculo a la vez, los investigadores del MIT sustituyeron los electrodos por tecnologías moleculares ópticas con el fin de controlar los músculos mediante optogenética.
En una fase experimental, los científicos utilizaron ratones modificados genéticamente con una proteína sensible a la luz y les implantaron una pequeña fuente de luz cerca del nervio principal de la tibia, que controla los músculos de la parte inferior de la pierna.
El resultado fue que a medida que aumentaba la pulsión luminosa se incrementaba también la fuerza del músculo. De esta forma, se reveló que, a diferencia de la estimulación eléctrica, que activa todo el músculo a la vez, el control optogenético produce un aumento constante y gradual de la contracción del músculo.
Preguntado por cómo se aplicaría este hallazgo en personas, Herrera Arcos cuenta que el paciente recibiría una inyección con una terapia genética, en la que iría el gen responsable de que las células respondan a la luz, y tendría implantado en la zona a mover un chip estimulable a través de pulsos de luz.
Sin embargo, aún tiene el reto de diseñar nuevas proteínas sensibles a la luz y estrategias para entrenarlas sin que desencadenen una respuesta inmunitaria indeseada.