Ni Zelenski, ni el Estado Mayor del Ejército han revelado detalle alguno sobre la participación de las fuerzas ucranianas en la incursión
Las autoridades ucranianas evitan hablar sobre los combates en el óblast ruso de Kursk, en una incursión que se considera hasta ahora un intento de desviar a fuerzas rusas de la línea del frente y arrebatar la iniciativa al país invasor, dejando patente su vulnerabilidad ante el ataque por sorpresa, informó la agencia EFE.
Ni el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ni el Estado Mayor del Ejército u otros altos cargos han revelado hasta ahora detalle alguno ni confirmado oficialmente la participación de las fuerzas ucranianas en la incursión.
“Es cosa del ejército decir quién y qué está pasando allí”, dijo Mijailo Podoliak, asesor del jefe de la Oficina Presidencial, en declaraciones a la televisión, en lo que constituye el primer comentario sobre el tema de un representante del Gobierno.
Podoliak sí que señaló la eficiencia en aumento de las “operaciones militares de Ucrania en la zona de hostilidades” y explicó que ésta podría influir la postura de Rusia ante unas posibles negociaciones.
En estos momentos, la mayor parte de las informaciones sobre la extensión de la operación en curso proceden de fuentes rusas, según advirtió el analista militar Oleksandr Kovalenko.
Si uno de los objetivos es asestar un golpe psicológico a Rusia, la incursión ya ha tenido éxito a juzgar por el revuelo en los medios rusos y lo poco convincente reacción del autócrata, Vladímir Putin, piensa Mélnik.
Al capturar territorio ruso a casi dos años y medio del inicio de la invasión, Ucrania también demuestra que los miedos de sus aliados ante una posible respuesta de Moscú, que les han llevado a limitar su apoyo a Kiev, son exagerados, argumentó por su parte en sus redes sociales el presidente de la Escuela de Ciencias Económicas de Kiev, Timofí Milovánov.