Inyectar miles de millones de partículas reflectantes en la estratosfera podría contribuir a enfriar la Tierra, pero también tendría efectos en la intensidad de las tormentas tropicales, advierte un estudio publicado el martes
Si estos aerosoles fueran diseminados en el hemisferio norte, habría menos huracanes que golpean el Atlántico norte y serían menos violentos, pero si las partículas vinieran del hemisferio sur, estos saldrían reforzados, señala el estudio, publicado en Nature Communications.
El Sahel podría sufrir sequías aún peores, añadieron los investigadores del Met Office, que han estudiado el impacto de estas técnicas en el océano y la atmósfera.
La comunidad internacional ha establecido como objetivo limitar el calentamiento climático por debajo de los 2°C respecto a la era preindustrial.
Pero los esfuerzos para reducir las emisiones de gas con efecto invernadero no son suficientes y llevan a algunos científicos a imaginar “soluciones milagro” para controlar la temperatura.
El control de las radiaciones solares figura entre estas propuestas de “geoingeniería”: la idea es evitar que una parte de los rayos solares alcance la Tierra dispersando partículas reflectantes que los devuelven al espacio.
Esta previsto que este dispositivo se ponga a prueba a pequeña escala a finales de 2018 en Arizona.
Otras investigaciones ya alertaron contra las posibles consecuencias de este tipo de acciones en las precipitaciones, especialmente en el monzón. También señalaron el peligro de un “choque”: un calentamiento repentino si el sistema falla.
En su estudio, los investigadores exigen una “puesta en marcha rápida de una reglamentación internacional, para controlar el despliegue a gran escala de la geoingeniería solar”.
La decisión unilateral de un país de aplicar este tipo de técnica “puede tener impactos potencialmente devastadores en otras regiones”, advierten.