La nueva administración tiene listo un torrente de medidas sobre seguridad en las fronteras, inmigración, medio ambiente, regulación o cuestiones de género
Hace años que la política le robó a la doctrina militar la expresión shock and awe (conmoción y pavor) un despliegue de potencia y poder en el campo de batalla, literal y figuradamente, para abrumar, y no solo al enemigo, con una demostración de fuerza e ímpetu, informó el diario español El Mundo.
Eso es lo que el equipo de Donald Trump, tiene preparado para sus primeros días, e incluso horas, a partir del próximo lunes, cuando jure el cargo.
Hasta 100 medidas con la cuestión migratoria, fronteriza, arancelaria, regulatoria, climática y el perdón de los asaltantes del Capitolio del 2021 bien destacadas.
En el 2016, las primeras decisiones y órdenes ejecutivas se conocieron la misma tarde del 20 de enero, casi sin tiempo para que Trump hubiera ocupado el Despacho Oval tras la ceremonia en el Capitolio y el tradicional paseo por el Mall de Washington DC.
Ahora, ocurrirá lo mismo y con las mismas prioridades. En cuestiones de fondo, pero también de forma. “El primer día, firmaré una orden ejecutiva que ordene a todas las agencias federales eliminar de inmediato todas las regulaciones onerosas que aumentan el costo de la vida”, dijo en un mitin de campaña.
Su promesa es que que por cada nueva regulación introducida por una agencia federal, se eliminen 10 existentes, algo que encanta a Elon Musk, responsable indirecto también de esa especie de agencia informal que deberá asesora para reducir el tamaño de la administración.
Para todo el tema migratorio, el más movilizante, Trump ha vuelto a poner en un puesto clave de la Casa Blanca a su asesor Stephen Miller, responsable hace ocho años de políticas tan controvertidas como la de la separación de los menores de edad de sus familias.
En una reunión privada con los senadores de su partido, el presidente electo confirmó recientemente que la maquina está trabajando a destajo para mandar un mensaje claro y rotundo el primer día, “desde las medidas restrictivas en la frontera entre Estados Unidos y México hasta el desarrollo energético, pasando por las normas laborales, las políticas de género en las escuelas y los mandatos de vacunación, entre otras promesas hechas el primer día durante su campaña”, según adelantó Axios.
Medidas nuevas o revocando muchas de las aprobadas por Joe Biden los últimos cuatro años. En campaña bromeó incluso con la opción de llevarse un pequeño escritorio para empezar a firmar documentos en el propio Capitolio.
No es solo un poco de pirotecnia para animar a sus seguidores y mostrar a los votantes que lo dicho en campaña no eran promesas vacías.
Los republicanos controlan ahora la Cámara de Representantes y el Senado (e incluso el Supremo tiene una clara mayoría conservadora) pero Trump optará por decenas, hasta centenares de órdenes ejecutivas inmediatas acelerando y reforzando el papel del poder que representa la Presidencia.
Una de las promesas más personales de Trump es indultar a los condenados por su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021.
El presidente ha indicado en repetidas ocasiones que actuará rápidamente, pero sin precisar quiénes de los más de 1,500 condenados por delitos relacionados con su participación, y si incluye a los que usaron violencia contra la Policía.
Cuando la revista Time le preguntó en diciembre cómo serían las primeras 24 horas de su Administración, Trump respondió sin titubear: “Estudiaré lo del 6 de enero desde el principio, tal vez en los primeros nueve minutos”.
Una gran incógnita es qué pasará con Ucrania. La cuestión ha desparecido del debate político en EEUU, centrado en 1,000 otros temas, sobre todo Gaza e Israel en materia exterior.
Durante la campaña electoral, Trump dijo en repetidas ocasiones que antes de asumir el cargo pondría fin a la guerra “en un día, en 24 horas. Se acabará. Se acabará por completo”. Hay pocas cosas que pueda hacer para ello mediante órdenes ejecutivas, y da la sensación de que su equipo no es especialmente optimista en la materia. Pero nadie descarta en la capital que pueda mandar señales de algún tipo.