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El buen Joe Biden sale por la puerta trasera

El buen Joe Biden sale por la puerta trasera
Foto de archivo del presidente de EE.UU. Joe Biden. EFE/SHAWN THEW / POOL

Los historiadores seguramente destacarán la tozudez que le impidió retirarse a tiempo para dar paso a una nueva generación de políticos demócratas

En el discurso de despedida pronunciado por Joe Biden el miércoles 15 desde el salón oval de la Casa Blanca hubo dos temas que resumen la terrible ironía con la que cierra su laboriosa tarea como presidente del país más poderoso de la tierra: El acuerdo de cese al fuego recién alcanzado enbtre Israel y Hamás, y la amenaza para la democracia estadounidense de un gobierno inminentemente oligárquico al que comparó con los robber barons -los barones ladrones- del siglo XIX, informó el diario español El País.

La ironía es doble: El acuerdo, buscado por meses con suma urgencia, será implementado por su némesis, Donald Trump, quien cobrará el crédito si es exitoso o le pasará la cuenta a Biden si llega a fracasar.

Trump, a su vez, presidirá un inédito gabinete formado casi exclusivamente por superricos -13 en total-, varios de ellos enemigos declarados de la idea misma de gobierno.

El valor total del gabinete trumpista roza $450.000 millones de dólares, lo que supera el producto interno bruto de 172 países. Bien vista, la ominosa advertencia del presidente saliente sobre un gobierno oligárquico es más que nada un hecho cumplido.

Termina la administración Biden. Foto: Europa Press.

En lugar de celebrar, Biden deja la presidencia sin cobrar sus éxitos más importantes: Recuperar la caída del empleo, controlar la inflación generada por los estímulos económicos de la pandemia y empezar a modernizar una infraestructura vetusta, devolviendo al país a la senda de un crecimiento robusto e impulsando una transición energética en respuesta al cambio climático.

Los logros de Biden no se limitan a esa breve lista y lo colocan entre los presidentes con mejor récord de iniciativas transformadas en leyes en los últimos 50 años.

Con insistencia, buscó que su capacidad para gobernar en tiempos adversos fuera reconocida de cara a su campaña por la reelección presidencial, pero solo lo logró de manera parcial.

En el camino enfrentó una incesante máquina de propaganda y desinformación comandada por Trump y Fox News, y reforzada más adelante a través de Twitter, ahora X, por el mulimillnario más peligroso del mundo, Elon Musk.

El presidente de EE.UU. Joe Biden (d) y el expresidente de EE.UU., Joe Biden durante el primer debate presidencial en Atlanta (EE.UU.). EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS.

 

Pero también jugó en su contra la evidencia de que día a día perdía agilidad mental y que la fuerza física lo abandonaba. Como se pudo ver en el patético debate del 27 de junio frente a Trump, Biden ya no estaba en forma para el gran reto de una campaña presidencial, menos aún para cuatro años más como presidente.

Esa noche marca el fin de su carrera política. Pero los historiadores del futuro seguramente destacarán algo más: La tozudez que le impidió retirarse a tiempo para dar paso a una nueva generación de políticos demócratas allanó el camino a su archirrival y dejó la democracia estadunidense expuesta a la situación de jaque en la que actualmente se encuentra.

 

Solo un cuarto de los estadunidenses dijeron que Biden fue un buen o un gran presidente”, según una encuesta reciente del Associated Press y el NORC Center for Public Affairs Research.

 

“Eso es más bajo que las visiones de Trump, quien fue sujeto a dos juicios políticos, cuando dejó la presidencia poco después del ataque del 6 de enero contra el Capitolio de Estados Unidos, en las mortales profundidades de la pandemia del Covid-19″.

El mensaje principal de Biden en su despedida no es el inminente asalto de la democracia por un club de ricachones.

La preocupación mayor son las consecuencias que las políticas de Trump, en particular las que fomentan el aislacionismo y el sentimiento anti inmigrante, pueden traer en el tejido social de Estados Unidos.

 

El expresidente Donald J. Trump. EFE/EPA/WILL LANZONI.

 

En los últimos cuatro años, Biden denunció de modo incesante la amenaza para la democracia que representa Trump.

En la campaña del 2020, Biden dijo aludiendo a Trump: “Con este presidente nos volvemos más enfermos, más débiles, más divididos y más violentos”.

Tenía razón. Así que llegó al poder prometiendo restablecer el sentido común y la unidad de sus conciudadanos para superar esa amenaza, pero sale de él con un país profundamente dividido y un Trump más poderoso que nunca. Es por eso que el triunfo de Trump y el movimiento MAGA son el gran fracaso de Biden, la trágica rúbrica final de su presidencia y una derrota histórica para los demócratas. Las consecuencias de este efecto bumerán están por verse.

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